domingo, diciembre 27, 2009

Un fuego

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En mi calle de verano
donde el paraíso comulga
con la luz de la ferretería
y los adoquines lucen un lomo de mercurio
hice un fuego con ramitas de plátano
que yo creí azules de soñar
pero resultaron manotazos a los hilos de la noche
pensé en lana y fue lana
y luego fue la salamandra de mi padre
que abrió sus ojos de mica parpadeantes
descubriendo una pipa entre los leños
fueron estrellas dormidas esas primeras llamas
como las aletas de una ballena dulce
que sale a abrazar la luna
y pensé té caliente
y fue sopa de cabellos de ángel
el humo tejía una voz
que se fue rompiendo en arlequín
distintos posabrazos se alzaban en un baile
se convirtieron de a poquito en dinteles de maicena
ah las llamas las llamas
yo hacía luces con naranjas del crepúsculo
soplaba el fuego con orejas de elefante
para que el calor llegue hasta tu Europa congelada
donde vos ahora mismo frotás las manos
para que el frío no haga sus pactos de silencio
y el fuego de mi calle de verano
entre en forma de luciérnagas hambrientas
y todas las ventanas temblorosas
luzcan su beso de agua en las solapas.

domingo, diciembre 20, 2009

Atentado

Me agacho para atarme los cordones de las zapatillas
sobre el escalón de mármol del edificio nuevo.
Piso lustroso y agua de lluvia. Resbalo.
Caigo con todo mi peso sobre mi brazo derecho.
Mato una hormiga.
Pienso que en este mismo momento
mujeres y hombres, ancianos, niños, son asesinados.
Que alguien arroja una bomba.
Que muchos mueren aplastados.
Me incorporo y olvido a la hormiga: la víctima
de un atentado cuya autoría me adjudico.
Me sacudo la lluvia.
Muevo mi brazo que dolerá mañana y voy al mercado.

lunes, diciembre 14, 2009

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No te disfraces de vaca.
No te disfraces.
Ni de princesa
ni de sol.
No, no te disfraces.
El mejor disfraz es el de uno mismo.
Uno del que yo puedo colorearme
y entrar por una costura descuidada
y soplar y preguntar ¿estás herida?Si me decís que sí voy por hilos de marioneta.
Y si me decís que no
es porque esa costura es la que abre
todo el envoltorio, el disfraz, el corazón, los besos.
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Ver video de aforismos míos.
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lunes, diciembre 07, 2009

Bucarest

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El café el Marlboro box la pantalla detrás
de mis anteojos. La hoja blanca del Word
sobre el celeste enmarcado. Y ya estoy
en Bucarest juntando hormigas en un parque
para obsequiártelas a vos, amiga. Hay un sol de reloj
y varios fantasmas que dicen por aquí por aquí…
Es enero aunque hoy sea fin de noviembre.
Tengo cartas en los bolsillos. Colgaré más tarde
mi saco en un farol para que vuelen.
Los domingos son así, amiga. Uno no sabe dónde entra
cuando entra. Y un poema puede ser una guarida
en la panza de un león muerto de miedo.

domingo, noviembre 29, 2009

Música funcional

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El pop latino
el reggaetón
otros sonidos alienantes
suenan en la fábrica
a cada hora
todo el tiempo.
Todos los días lo mismo
los mismos temas
el mismo ruido.
Esto que es funcional
a un mecanismo de producción
también lo es a un sistema de explotación.
Esto no lo sabe
la muchacha que tararea su canción
que le han dado a elegir en el top 40.
Ni el hombre cargando el pesado bulto
que pasa junto a una ventana y mira
intuyendo acaso
que allá afuera se difunde la diversidad.

domingo, noviembre 22, 2009

Poema de Marcela Pernía

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Ayer me enteré de la muerte de Marcela. Fue esta semana, el martes.
Y hoy es su cumpleaños.
Ella tenía los blogs -hoy cerrados- Itinerarios del arte, Letra deriva y otros.
Todos estos años compartimos cosas. Nos hicimos amigos. El año pasado
nos vimos en la presentación de Musas. Esa fue la única vez, y disfrutamos mucho
el encuentro junto a otros buenos amigos.
Conservé un poema de ella, sin título, que tanto habla de sus obsesiones, de sus búsquedas poéticas, de su vida.
La frase que antecede al poema también es de Marcela y me la envió Adal, el hippie viejo.
Este es mi simple homenaje.
Gracias, Marcela. Te recordaré siempre.
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…Zambullida en el medio de las cosas,
con las manos sucias, de rodillas
para después alcanzar las estrellas.
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Busco un aroma que evoque una imagen
al otro lado del espejo.
Tengo acuarelas que dividen el sol en haces amarillos.
La poesía desea decir.
Goza con la muerte del lenguaje.
Lo astilla, lo subvierte; es su esclava.
Y goza de lo que él no dice.
Las palabras que me rondan no son las mismas
que rondan el sonido.
Son mares. Son tormentas.
Los huecos son rojos. La noche es roja.
Necesito de mi deseo para no perderme.
¿Esa mano que escribe de mí, quién es? ¿Qué es?
Busco profanar sentidos. Respirar
palabras sacrificadas en el altar de la comunicación.
Soy mi propia Babel. Quiebro la correspondencia
entre las palabras y las cosas.
Escribo. Voy hacia el abismo.
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Marcela Pernía

lunes, noviembre 16, 2009

El tiempo

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De chico pensaba que si hundía un reloj
en un balde con agua
el tiempo se detendría para siempre.
Nunca me atreví a sacrificar ninguno de los relojes
que habitaban la casa.
Ni a poner en peligro al tiempo.

lunes, noviembre 09, 2009

Con un pájaro en un ojo *

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Cuando un pájaro te entra en un ojo
lo mejor es quitarlo inmediatamente.
Al ojo, no al pájaro.
El pájaro ocupará el lugar del ojo.
No es que yo lo haya practicado, pero
¿acaso hay algo más bello
que mirar la realidad con un pájaro,
aunque sea con un solo pájaro?
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*Este poema pertenece al libro Musas Extraviadas y nunca fue posteado en este blog.
Para ver el post con el poema en Mis Poetas Contemporáneos, que dirige Gustavo Tisocco,
pinchá
aquí.
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Y una nota que me hizo Clarice Baricco aquí.

miércoles, octubre 28, 2009

Presentación

La presentación fue muy divertida y tuvimos la suerte de que lo improvisado jugara a nuestro favor. Nos divertimos y reímos, la pasamos muy bien.
Sebastián Barrasa tuvo la idea de hacer un sorteo –los números del talonario los repartió Sebastián Olaso- y mediante los buenos oficios de Joaquín, el escribanito (Hijo de Malala de Pretextos) que extraía los números, cada adjudicado subía al escenario y le leíamos un poema con Sebastián, el Zaiper. Los textos de En la orilla son en su gran mayoría numerados.
Abrió con un saludo Editorial Ramiro Silber de El Mono Armado y al final cantó Emilse Mancebo y El Zaiper. Estuvieron geniales.
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Gracias a todos por haberme acompañado y haberme hecho sentir tan feliz con su presencia, sonrisas y palabras, por tanto afecto, por tanta calidez.
Para ver fotos de la presentación, fíjense en la columna derecha debajo de mi perfil.
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El domingo 1º de Noviembre estaré presentando nuevamente En la orilla. Las chicas del ciclo Bendita Erato me invitaron y les estoy muy agradecido. Bendita está conducido por Karina Sacerdote, Analía Pinto y Laura Zapavigna. Y el lugar es Multiespacio el Juvenil Av. Corrientes 4534 a las 19. Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
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Para ver los videos que Grabó Olaso les dejo abajo los enlaces porque no sé subirlos:
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Y también estos dos recién llegados que filmó Emilse Mancebo:

domingo, octubre 18, 2009

Presentación de En la orilla

El sábado 24 de octubre presentaremos con Sebastián Barrasa de Cruzagramas y Ramiro Silber de Ediciones el Mono Armado mi nuevo libro En la orilla. Será en el SadeM, Avenida Belgrano 3655 a las 18. El lugar es el mismo donde funciona cada mes el café literario de Pretextos.

Auspicia Cruzagramas:






viernes, octubre 09, 2009

Video: en el café literario de Pretextos

Vanesa Giordano grabó amablemente este video y al enviármelo me hizo un hermoso regalo. El poema es Monalli, el hecho con palabras de “Verificación de la palabra” de hace dos post. Fue el 3 de octubre en Pretextos. Gracias, Vane!!!
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Como no puedo subir el video, les dejo el link:
Máximo en Pretextos 03/10/09
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Otros Links:
Blog de Vanesa: La aldea del alma.
Fotos de ese día en Cruzagramas.
Grupo Pretextos

domingo, octubre 04, 2009

se nos murió la Negra
que lo parió
cambia todo cambia y habrá que ensanchar
las llanuras del alma para amparar tanta bella flor
tanta voz de todos
tantos muertos que nos vidan
tanta lágrima que corre lenta
¿será posible el sur sin ella?
y cuántas gracias a la vida daremos por Mercedes
por Violeta por los vivos bravos dulces nuestros
que nos ponen en pájaro en mar en trigal en amor de dar
en libertad a palabra llena
se nos murió la negra y pienso en los videos
que veíamos con mi hermana Patricia antes de morir
entonces llorábamos otras muertes otras derrotas
los desaparecidos el país que ya no iba a ser
este llanto de ahora estas leñas por dentro
es el mismo llanto
como el canto de todos que cantaba la Negra
ahora se me ocurre que hay que cantar bajito
con el alma alta
despabilar el duende en cada cosa
habitar con la voz en Negra todos los rincones
es hora de amar
de soltar un ángel una nube un pedacito de sol
de tomar una semilla cualquiera y sembrarla en la tierra
y a la plantita que nos dé llamarla Mercedes Sosa

domingo, septiembre 27, 2009

Poema creado con palabras de Verificación de la palabra de los blogs de Blogger

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Monalli zontio cosiang grableck
pyrusea
adeforti
rultente psicogy.
Tateduli zontio Monalli.
Eurgi pingra unsfula podent unproill pajoo.
¿Pajoo ellura quessia squali?
¡Torypoge!
¡Dement lopso Monalli!
Ansoled epirem rappe hersoli.
Pedness terchi redura cessorna hersto.
Monalli (pendece tormi dedicte hapard )
mandin foriaze tyrolo eurgi troldy.
Preterse codse maddi noses confesq.
Inutess renedu malamse.
Inutess paggem.
Copsa purbe. Copsa noscuri synesse ninfu
synesse belici logyro.
Paggem sondo micate.
Donomis Monalli. Outimati.
Serso pedness nesse flogi.
Mingau gorserve densura (ovene ryses ).
Pedness decom Monalli entio mortom.

sábado, septiembre 19, 2009

Otrotango

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En el viejo cuarto donde te amé
velan mi sangre fantasmas usureros
restos parias corroen los muebles las paredes
¡falta envido!
¡truco!
gritan los besos las caricias en el aire
te llamás otra ahora
y sos más en vendaval que trueno de mi corazón
y el espejo
ah el espejo guarda tu voz
el último registro ahogado
de cuando eras virgen.

domingo, septiembre 13, 2009

Gracias

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Gracias a la vida
que me ha dado poco
aquí estoy escribiendo este poema
conjuntamente con mis partes
revisando cuentas y faltas
deudas asignaturas pendientes
capturando en un verso
lo que no me fue dado
lo que no fui capaz de conseguir por mis propios medios
lo que soñé entre cuatro paredes y no cristalicé
lo que dejé para más tarde y resultó ser nunca
gracias a la vida
gracias de veras
no me quejo
lo poco que me ha dado ha sido vasto
sólo hay que tener un poco de gratitud
y creerlo
sólo basta con creerlo y decir
por ahora respiro
y después reír
reír como un bufón
y preguntar para qué tanto.

domingo, septiembre 06, 2009

Crepuscular

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De morirme en un crepúsculo
ando con piedritas de encender.
Hago agua en el agua.
Soy el vendedor de humos.
Aquí tengo una rosa,
una rueda sin fin, un misterio.
Todo el poema consiste en volver a nacer:
en ser piedra de fuego de agua del crepúsculo.

domingo, agosto 30, 2009

Nocturnos

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La anciana vecina ha muerto. Se extraña el ruido de una silla, unos pasos que siempre se perdían en la voz del locutor de la radio. El sonido del teléfono a la misma hora. La voz entrecortada de la charla de dos o tres minutos. La ventana de su casa está cerrada. La única luz es la que entra por la calle. Detrás de las cortinas, me parece ver a la anciana en su silla, tejiendo una larga bufanda para el próximo invierno.


Al alba reír de no muerto. Reír como los pasillos, los zaguanes cuando los alumbra un juguete olvidado con toda la ausencia de niño derramada.

Descansa la camisa del hombre en los hombros de la silla. Alguien enciende una luz allá afuera e ilumina el cuarto. Los cuadros de la camisa vuelven a entrecruzarse.

Un puño contra la mesa y el vaso de vino se vuelca. Los papeles vencidos, los versos de Marechal, el poema de amor sin terminar. La tinta de los versos se une a la uva tinta del vino. La otra tinta, la de las venas, no ve luz por ahora.

La cama, su hendidura extendida donde descansa un muerto ausente.


Rezo y ritual del solitario que sale al jardín para contactarse con ese cielo de Bagdad cuya estrella principal quedará sola luego del último encargo. Después entrará en la casa y se echará de hombros en la cama. De nuevo, como cada noche, la estrella dormirá afuera.


Dormite, noche. La noche, la idea de la noche, anda despierta.

domingo, agosto 23, 2009

El "señor" no está

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Domingo temprano. Me pongo a escribir.
Nada me toca.
Tengo un cartel de NO ESTOY.
Entro en lujuria.
La mañana del domingo debería tener dos mañanas.
La noche al menos una.

sábado, agosto 15, 2009

Accesos

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Recuerdo mi infancia en aquella vereda.
Recupero el frío en las rodillas de cuando
mis pantalones cortos.
Solía disolver mi tiempo en el caldo
de la melancolía. Amé pensar, ser libre.
Incrustarme en la mañana como los caracoles
en el casco de un barco. Me pongo de pie
para ver desfilar los plátanos de la costa.
Cómo se arrojan uno a uno a las aguas del río.

domingo, agosto 09, 2009

Sucedido

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¿Qué
hacés ahí
parado
mirando?
le preguntó
el pajarito
al árbol.

Y
el
árbol
se
fue
volando.

sábado, agosto 01, 2009

Nadie en la rosa

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No había nadie en la rosa.

También llamé al martes
y resultó ser un sarcófago de antiguas avestruces:
se engullen todo lo que pienso y digo.

Tampoco nada en las cosas.

Sólo yo con la mueca de alguien.
Como besado por la muerte.

Maldigo este espejo multiplicado.
Eslogan demencial. Crucifixión baldía.
Sueño de un idiota que me regurgita
después de haberme comido sin ganas, sin hambre,
sin pena ni gloria.

Hartazgo.
Me instalo en verdes agonías.

Rodar como un frasco vacío y después contemplarme
en un ciprés.

Nada en las cosas. Nada.
Las avestruces han acabado ya
con la rosa que yo golpeaba para que salga alguien.

Ahora tengo los nudillos del color de los santos.

En el chorrito de la fuente de aquella plaza
yo bailaba dulce tocado por su destino.

sábado, julio 18, 2009

Hoy, aforismos

Llegar a una Grecia abúlica, inactiva, muerta en las calles, donde todo griego permanezca nada más que ocupado en conocerse a sí mismo.
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Si uno es abogado en Argentina puede llegar a ser presidente. Después es un proceso natural pasar del sillón de Rivadavia al banquillo de los acusados.
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Un catálogo de lápidas con sus epitafios para elegir y poder confeccionar nuestras tarjetas de invitación.
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Cambiar el mundo es algo que a las empresas no les interesa. Todos soñamos con un mundo mejor suena como un eslogan de una de ellas. El mundo está cambiando es otra linda frase. Me figuro el estallido del mundo esponsoreado por empresas con sede en otros planetas.
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Esa manía de convertirnos en gusanos que tienen las bolsas de dormir.
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Un poema malogrado que nos mire tuerto, caído de hombros, andrajoso, y que nos reproche el terrible hecho de haberlo escrito.
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Las mortajas son mucho más cómodas que los trajes de comunión.
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Sacar un conejo de una galera es arte de magos. Sacar uno de una olla es arte de cocineros. Los conejos siempre estuvieron destinados al arte.
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El miércoles 22 de julio a las 21:00 leerán aforismos míos por radio.
El programa es Luna de pájaros y lo conducen Liliana Chávez y Darío Leiva
y va por FM Radio Vital de Córdoba. Para escuchar por internet: www.fmvital.com.ar
Y el blog de Luna de pájaros es este: http://lunadepajaritos.blogspot.com/

domingo, julio 12, 2009

Con la boca llena

No se habla con la boca llena, me dijo
pero yo tenía la boca llena de palabras.
-¿Con qué se habla sino?, le pregunté con las manos
que tenían la boca llena de palabras.

sábado, julio 04, 2009

Barbijos (recreación del capítulo 7 de Rayuela de Julio Cortázar)

Toco tu barbijo, con un dedo toco un borde de tu barbijo, voy dibujándolo como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu barbijo se bajara, y me basta cerrar los ojos para que no entre un virus y recomenzar, hago nacer cada vez el barbijo que deseo, el barbijo que mi mano elige y te cose a la cara, un barbijo elegido entre todos, con minuciosa pulcritud elegido por mí para dibujarlo con mi mano por tu cara, y que por un azar que no busco comprender coincide exactamente con tu barbijo que sonríe blanco por debajo del que mi mano te dibuja.

Me miras, de cerca me miras, cada vez más cerca y sin peligro y entonces jugamos al doctor, nos miramos cada vez más de cerca y nuestros ojos se agrandan, las pupilas se dilatan y no es síntoma de nada, se acercan entre sí nuestros ojos, se superponen y los doctores se miran, respirando confundidos, los barbijos se encuentran y luchan tibiamente, mordiéndose la tela, rozándose, apoyando apenas los labios en la tela, jugando con el aliento que se expande por las paredes del barbijo, un aire pesado va y viene con su olor a asepsia y a trapo limpio, nuevo y silencioso. Entonces mis manos frotadas en alcohol buscan hundirse en tu pelo recién enjuagado, tu pelo sin liendres, acariciar sin miedo la profundidad de tu pelo mientras nos besamos como si tuviéramos la boca llena de goma espuma, llena de gasa, llena de estropajo, de pasillos de hospital, de sala de espera del dentista. Y si nos mordemos no pasa nada, y si nos ahogamos de tanto absorber el propio aliento y se nos nubla la vista y se nos humedecen las mejillas, esa densa muerte es bella, es muerte pero limpia, libre de virus y bacterias. Y hay una sola tela y un solo sabor a pañuelo lavado y yo te siento palpitar contra mí como una canoa cubierta por una lona.
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Links:

domingo, junio 28, 2009

En el centro del poema

En el centro del poema
hay un árbol, una fuente,
un girasol y una nube.

Del árbol no crecen violines:
están anunciados
en la boca de la fuente.

La fuente no da cántaros:
se los adivina en parpadeos
del girasol.

El girasol no lleva astros:
están anotados en las cartas
de navidad que guardan
los bolsillos de la nube.

En la nube hay un ser principal:
aún no se sabe quién, qué cosa es.

En el centro del poema
se dan la mano las cosas que no están.

sábado, junio 20, 2009

Gran danés con espejo

De pie
sobre domésticas ruinas,
procurándose un lugar
entre el florero chino, la repisa
con adornos desiguales y el cuadro
con la batalla al revés,
el gran danés dibuja un globo de vapor
en el espejo. La huella del hocico
como un cairel flotante. Se mira.
Intuye alguna cosa.
Parece descubrir que también así
dos son compañía.

lunes, junio 15, 2009

Por confusión

Entré en la cocina
y ahí estaba esperándome la poesía:
confundí el cocimiento de unas remolachas
con veneno en polvo para hormigas.

viernes, junio 05, 2009

Simetría en la playa

Las nubes.

El pochoclo flotando
en la caja de vidrio del carrito.

El blanco caniche toy.

jueves, mayo 28, 2009

El día menos pensado

El día menos pensado
la libertad brotará hasta por las tumbas de lo incierto
las estructuras bailarán sobre sus patas de miga
las certezas enseñarán su reverso helado
cantarán de alivio las varices de lo aprendido
se mojarán de urgencia las excusas
brillarán de espuma el deseo y todo lo que ha costado ser memoria:
rezarán las sombras!
rezarán las sombras!
implorarán los uniformes, los formales
se morirá de paz el miedo
se alcanzará el amor como la flor blanca que arrancamos de un naranjo
será el día más sentido
y cada cual llevará puesta su estrella particular
su sol encendido
su porción de cielo en las mangas del alma
la verdad será respirar el aire puro:
la boca del mar
poros de las montañas
cantarán los campos su cigarra en punto
su espiga azul de vientos y de lluvias
el pan será una mano y otra mano y otra
y nos miraremos a los ojos con la alegría del querer cumplido
ese día será el día
y echará a rodar como una perla como una brizna de polen
como el primer latido
el día menos pensado será el más sentido
el más pensado de sentir a corazón multiplicado
el día menos pensado: ese alud hacia arriba
el día que nadie jamás se ha puesto a pensar.







Ver más aquí
y aquí

Gracias, Analía!
Gracias, Adal!

sábado, mayo 23, 2009

Un libro

Un libro sin tapas, sin lomo, sin páginas, sin palabras.
Un libro que pueda leer quien quiera leer.
Un libro que quiera escribir quien quiera escribir.
Un libro con todas las posibilidades de ser libro
y con todas las posibilidades de ser otras cosas en el libro
y fuera de él.
Un libro que celebre la inutilidad,
que es como celebrar la felicidad, y todo bello arte.
Un libro del que sea inútil sustraerse.
Un libro cuya presencia en el aire
la inaugure -por ejemplo- una chispa de polen,
y su ausencia la determine acaso un ladrido lejano.
Un libro que no sea.
Y que por momentos no sea más que un libro.





Este poema nació como comentario a un post de Cruzagramas:
http://cruzagramas.com.ar/2009/04/libros-por-luis-britto-garcia.html

Gracias, Sebastián Barrasa!

sábado, mayo 16, 2009

Su juguete preferido y post

Soy su juguete preferido
me peina
me retoca los pómulos
me abre los brazos
me los cierra
me sienta a su mesa
donde hay unos cacharros
un set de belleza
un viejo poni sin un ojo
y de pronto me pone de pie
me da vuelta
me baja los pantalones
toma una batería de 6 volts
y me dice no temas no temas
es para que hables
para que cantes







Algunas fotos del encuentro "Reunión de voces 2009", que organizó el Grupo Pretextos. Tuvo lugar en la Sadem del 30 de abril al 3 de mayo. Fue un festival de poesía maravilloso.

Parte del Grupo Pretextos con Gustavo Tisocco. ( Alicia Cora Fernández, Bibi Albert, María Laura Coppié y Alicia Márquez)


Aquí Gustavo con las Pretextas que faltaban en la foto anterior: Gabriela Delgado y Mariana Toniolo. Gracias, Gustavo, por las fotos!


Con Elizabet Cincotta, Karina Sacerdote, Gustavo Tisocco, Emmanuel Cassanese, Roxana Palacios y Rubén Gómez.

Con Alexandra Botto y Rubén Gómez.

Con María del Mar Estrella.


Bibi Albert, Alicia Márquez y un poquito de Mariana Toniolo.


Con Bibi Albert y mi compañero de Cruzagramas Sebastián Olaso.


Presentando Musas Extraviadas, el sábado 3 de mayo.




Más fotos del encuentro Aquí, en el blog de Gustavo Tisocco.
Ver de qué se trata Grupo Pretextos Aquí.


viernes, mayo 08, 2009

La Tristeza y la Ternura

Andaban la Tristeza y la Ternura
jugando una rayuela en mi cuarto.
Salí de mí, roca impura
le grité a la Tristeza
que abandonó la casilla 9
y se olvidó un pañuelo lleno de rostros.
En cambio la Ternura
buscó una almohada donde hundir su cabeza
y se hizo pis en mi cama.








Ver Aquí la maravilla que me dedicó Gustavo Tisocco en uno de sus blogs.

viernes, mayo 01, 2009

Hombre rezando

Un hombre reza en un baldío.
Manos juntas al cielo.
Lágrimas de óleo y reguero después.
Los árboles con infinitos rostros.
O demonios. Cenizas de un fuego cuyo humo
repele a los mosquitos y asemeja un incienso
que se vuelve danza azul, plegaria lenta, triste,
a los pies del hombre.

Un hombre baldío llora fuego.
Su humo de plegaria
son manos juntas de óleo, de cenizas.
Un hombre es infinitos rostros, infinito humo,
infinito cielo. Los mosquitos son lágrimas de incienso.
Parecen lentos, tristes, parecen pies.
Los demonios del hombre rezan.
Todos los árboles azules danzan.




Aviso:

El día Jueves 7 de mayo a las 18 estaré firmando ejemplares en la Feria del Libro; en el Stand 823, de Editorial Dunken.


Ver aquí
La poesía en Cruzagramas
Un regalo muy lindo que me hicieron al postear la primera versión.
Gracias, Sebastián Barrasa, Gracias a todos!

sábado, abril 25, 2009

La poesía (En tres versiones. Sólo cambia el final)

La poesía

la poesía debe ser esto
la poesía debe ser aquello
la poesía debe ser esto y aquello
la poesía debe tener y debe hacer
la poesía jamás debería
la poesía jamás debería ser tal y tal cosa
la poesía no debería ser tal otra
la poesía no puede estar al
la poesía no requiere de
la poesía siempre debe ser una forma de
la poesía como una manifestación de
la POESIA con mayúsculas y no la poesía que
la poesía, la poesía bien entendida, prescinde de
la poesía como tal es y debe ser un modo de
la poesía no es para
la poesía en general
la poesía en particular
la poesía contiene una
la poesía como mensaje para las
la poesía o lo que entendemos por poesía
la poesía requiere, y es fundamental señalar que
la poesía la poesía la poesía la

mientras tanto la poesía
suelta de cuerpo
ebria de sol
se ríe en una calle cualquiera
por donde pasa un señor muy enojado que se pregunta
quién fue el depravado que le ha tocado el culo





La poesía

la poesía debe ser esto
la poesía debe ser aquello
la poesía debe ser esto y aquello
la poesía debe tener y debe hacer
la poesía jamás debería
la poesía jamás debería ser tal y tal cosa
la poesía no debería ser tal otra
la poesía no puede estar al
la poesía no requiere de
la poesía siempre debe ser una forma de
la poesía como una manifestación de
la POESIA con mayúsculas y no la poesía que
la poesía, la poesía bien entendida, prescinde de
la poesía como tal es y debe ser un modo de
la poesía no es para
la poesía en general
la poesía en particular
la poesía contiene una
la poesía como mensaje para las
la poesía o lo que entendemos por poesía
la poesía requiere, y es fundamental señalar que
la poesía la poesía la poesía la

Mientras tanto la poesía es.
La poesía siempre es.
La poesía siempre es otra cosa.





La poesía

la poesía debe ser esto
la poesía debe ser aquello
la poesía debe ser esto y aquello
la poesía debe tener y debe hacer
la poesía jamás debería
la poesía jamás debería ser tal y tal cosa
la poesía no debería ser tal otra
la poesía no puede estar al
la poesía no requiere de
la poesía siempre debe ser una forma de
la poesía como una manifestación de
la POESIA con mayúsculas y no la poesía que
la poesía, la poesía bien entendida, prescinde de
la poesía como tal es y debe ser un modo de
la poesía no es para
la poesía en general
la poesía en particular
la poesía contiene una
la poesía como mensaje para las
la poesía o lo que entendemos por poesía
la poesía requiere, y es fundamental señalar que
la poesía la poesía la poesía la

Cuando el orador terminó su discurso,
un aire de siesta envolvía toda la sala.
Los libros parecían desplomarse en los estantes.
Una mitad de la concurrencia permanecía dormida,
la otra mitad soñaba con no estar allí.



Aviso:
El día Jueves 7 de mayo a las 18 estaré ¿firmando ejemplares? en la Feria del Libro; en el Stand 823, de Editorial Dunken.


Ver aquí
La poesía en Cruzagramas Un regalo muy lindo que me hicieron al postear la primera versión.Gracias, Sebastián Barrasa, Gracias a todos!

sábado, abril 18, 2009

Notas para un poema XXX

Permitidme, Dios mío, que sea pato
¿Para qué tanto lío,
tanto papel,
ni tanta pamplina?
Pato.

Mira, como aquél
que va por el río
tocando la bocina…


Blas de Otero




Mañana fresca. Cielo nublado. Todavía se respira en el aire la lluvia de anoche. Me descalzo y empiezo a entretejer mis pies en la arena. Un hombre comanda con dos hilos un barrilete, que aletea bravo, pecho al viento. Un perro negro le ladra, hocico al cielo. Toco el mar. Camino las olitas de la orilla; frescas, muy frescas, y pienso en distancias. La distancia de tocar el mar con los ojos y el de tocarlo con los pies. Pienso en la última vez que estuve aquí.
Por un momento dejo de oír al perro. Y sin embargo ladra como si fuera a tragarse al barrilete de un solo bocado. Las manos del
hombre parecen pedalear asidas a los hilos. Pienso si estaría dispuesto a hacer lo mismo con una nube. Me interno unos metros en el mar. Con total sorpresa descubro un pato hamacándose en las olas, más allá, a un tiro de piedra, como se decía antes. Es un pato negro. Pienso si no es Blas de Otero. Nunca había visto un pato nadando en el mar. En ese momento se me acerca un perro. Otro. Mediano. Es un callejero. Un perro de playa que gusta de remojarse un poco cada tanto. Me hace las gracias que hacen los perros cuando quieren ganarse nuestra amistad. Es cachorro aún y tiene esa inocencia propia de los que avizoran un futuro. Esa esperanza que irá gastando en la arena y por las calles de San Bernardo si es que alguien no se queda con él. Ahora le acaricio la cabeza, le doy unas palmadas y nos hacemos amigos. Blas de Otero desaparece en el horizonte como si buscara nuevas utopías. El barrilete del hombre descansa ahora ya sin firmezas en la arena, de cara hacia las nubes. Y un grupo de gaviotas pasa sobre mí tocando su bocina.

Qué hermosa sos, le dije, y la levanté de la arena. La sumergí en una ola para limpiarla y brilló como una novia. Aún mojada y con todo su brillo en pie, la guardé en un bolsillo. Creo que fui su bicho, su molusco bivalvo mientras anduvimos juntos.

Máximo, que en algún idioma debería querer decir “El que ama y ríe”. Frente al mar, imbuida de su belleza, no se puede esperar mejor cosa de mi alma.

La playa, lamida por el mar, descubre esta mañana un cielo estrellado de conchillas.

Seis gaviotas caminan con premura de mujer distinguida por la orilla. Vienen por los restos que deja la lancha pesquera. Vistas de atrás, parecen tener brazos cruzados tras el lomo. Voy hacia ellas y se vuelan. De pronto son otras. ¿Barriletes de quién son? Los hilos no se les ven y hacen círculos. Blanco sobre el blanco del cielo nublado. Pero es un blanco lleno de montañas. Un blanco lleno de hombres, de hombres niños que tal vez han perdido su barrilete entre las nubes.

Los tiburoncitos que yacen de espalda en la lancha pesquera tienen una herradura de silencio en la boca.

Una caracola en la arena volteada hacia el sol. Oreja por donde oye la playa.

El cielo se abre a las once en punto. Alguien escribe en la arena lo que se leerá más tarde en una foto. Otros perros corren tras un ciclomotor. Son diez. Son veintiséis. Un ovejero alemán no puede con su cadera y da la sensación de que va a partirse en dos. Va último en la fila pero no quiere perderse la fiesta de la velocidad y los truenos del motor. Una gaviota ajena a todo, baja y se detiene en un borde de la lancha pesquera como si se posara en un verso.

San Bernardo, octubre de 2008.


Fin de las notas.
¿Fin de las notas?




Con Agustina en La Lucila del Mar, cerquita de San Bernardo, en aquellos días.

sábado, abril 11, 2009

Notas para un poema XXIX

Un NO como una catedral, como un transatlántico, la Torre Eiffel,
el Paraná. ¿Cómo es posible que semejante NO saliera de su boca?
Después calló y el No quedó flotando todavía en el aire, como si anunciara la tormenta de Santa Rosa o peor aún: las Siete Plagas de Egipto. “No hablemos más”, me dijo, y cerró la boca como para nunca jamás. Y en sus labios apretados se dibujó un implacable
signo menos.

Cuando se nos cae la voz como en un estanque podrido, hay que dejarla. Ya no tiene palabras que decir y es inútil recoger esa última inflexión estertórea. Mirémosla aletear en ese rato de efímera algarabía antes de que anide ajada y gris entre los cacharros de las buhardillas de la nada.

Dormite, Patri, la noche espeja al revés en los ojos del callado que rumia desvelos y yo tengo en la boca una estrella perpleja. Miramela de azul y de pulmones en trino, va arrullarte pronto, ya vas a ver. Vengo con los soldaditos mordidos, un disco de Los Beatles y un poema de Tuñón. Mostrame tu última figura de estar viva, la arcilla recién terminada que tiene mujer y un duende de sol en los pies. Dormite ahora que hace frío y en el país hay unos cuántos locos despintados que hablan de otra cosa. Moriremos por vivir de jugar en la vereda. Siempre atardece en los patios con
parra de la infancia. Ponete tu vestido de siempreenamorada y después de bailar la Pachamama con collares de luciérnagas y grillos, y después de un vino largo, dormite lindo y soñá con nosotros, las sobremesas interminables con abrazos; el café y los cigarrillos. Dormite, Patri, pedazo de sol, hermana mía, de mi corazón.

Ahí pasa la bicicleta con alas de José Pedroni. ¿La ves? Hay algo de mi yo en lo pedales. Un rumbo solar en el manubrio. No sé por qué estoy soplando. Y hago viento con las manos.

Ir a la muerte como si se fuera a nacer.

Imagino que voy a una fiesta en una casa de mi barrio.
En la vereda se escucha Midnight Blue, de ELO. Atravieso la puerta y adivino siluetas en el claroscuro del pasillo exterior.
Un ruido de fritura de púa en los surcos de un vinilo me recibe. Suena El jardín imaginario. Toco en las sombras perfumes de ayer. Camino a tientas. Desde la improvisada lamparita roja se adivinan las formas azules de la nostalgia. Ahora tengo 15 años y empiezo
a bailar con todas las novias de mi vida.

sábado, abril 04, 2009

Notas para un poema XXVIII

Y decir algo que no pueda ser callado. No un suceso normal, no una noticia cualquiera. Comunicar la propia muerte y después cerrar la puerta. Pero antes, decir hasta luego.

Dicen que de los laberintos se sale por arriba. Propongo salir cavando. Cavando en nosotros mismos.

Y observando una clepsidra -detenido en un brillo que me recuerda unos ojos tras de una ventana-, y siguiendo un granito de arena y otro y otro más, a las seis y cinco de la tarde me pregunto por qué carajo debemos tener un cuerpo.

Otro secreto de la naturaleza, decía Joaquín Giannuzzi, de la ley del viento invernal, mientras veía acumularse la escarcha bajo el vidrio de la ventana: “Otro secreto de la naturaleza cuyo único error es mi propia existencia”.

Sí, de la rosa salió alguien. Pero yo entonces tenía luciérnagas en los ojos.

Bernard Shaw aconsejaba construir los cimientos debajo de los castillos que solemos hacer en el aire. Yo sólo acepto que sean cimientos en el aire, porque entonces qué es, qué hacemos con una ilusión de canto rodado, con una imaginación a la altura de los pies.

Caminamos entre arbitrios, convenciones, parámetros, lugares comunes. Caminamos por lo pensado. ¿Cómo descalzarse el
cuerpo? Ah, caminar siendo el recuerdo de alguien…

Herido en la primera persona del plural, sentado en los codos, abriendo ante mí una silla vacía. Viendo caer la pelusa de las pelotitas de los plátanos en mi cerveza ya sin espuma. Con viento en la cara y voces en la vereda. Con palomas que vienen a robarme el pochoclo de la mesa. San Telmo. Sábado a la tarde. Te invito a bailar en los adoquines aunque no estés, bajo la nieve amarilla que cae de los plátanos.

domingo, marzo 29, 2009

Notas para un poema XXVII

Las tortugas copulan en el jardín. Emiten un sonido de reptil de película de ciencia ficción de los 50. Gozan. Y yo escribiendo…

El saco negro con caspa en los hombros colgado en la silla figuraba
un cielo estrellado.

La foto de la niña down en el cartel al costado de la avenida
General Paz, donde se lee: Tiene algo especial, te tiene a vos.

¿Y qué vas a decir entre lo dicho? ¿Campanas del vacío tañen como quien pica la senda escabrosa de las horas?
¿El de guardapolvo blanco dibuja un pez en lugar de un sol, que a la vez es un pez y es un sol? ¿Y qué vas a callar entre los pliegues de lo no dicho? ¿Lo callado es una piedra que espera ser esculpida?
Ya sale el pez y el día comienza. Las piedras juegan con las olas. Hay campanas vacías en las gaviotas: de estar por sonar, brillan. Está abierto como un tajo el día.

Destapar un libro y volcar las palabras en una palangana. Hundir las manos en la palangana y empaparnos la cara con palabras hasta volvernos completamente ilegibles.

Sombras tejen cuervos. Rincón final de la ciudad. Al amparo de la luna, un hombre se masturba y se conecta con el universo.

domingo, marzo 22, 2009

Notas para un poema XXVI

Una pareja discute en medio de la noche. Son vecinos del departamento de enfrente. Se gritan. Pelean como más que dos, como perro y perro. En mi ventanal chorrean sus voces etílicas.
Tienen muchas voces en sus voces. Hacen ruidos de platos, de cubiertos que parecen cuchichear entre ellos en un rincón a salvo. Ruido de persiana atascada, pasos entre almohadones o trastos, ruido de sillas con pesuñas aferradas al parqué. Ella lo insulta y 
cae la madre de él. Él la insulta y le dice que ella no debió haber nacido. Luego se corrige: hubieras muerto al nacer. Después se produce un silencio. Corren la mesa. Ella retoma desde el insulto anterior pero esta vez amplía el concepto. El contesta sin ganas, lacónicamente, y hace una pausa. Estrenaremos en mayo, dice ella. No, en junio, dice él, y agrega: no llegamos. Cómo no vamos a llegar, la letra está, vos estás perfecto, y yo con el nuevo
vestuario…

Detrás del cura, que ahora baja por la escalera, se alza la catedral como una gigantesca lápida. Un grupo de feligreses se acerca y saluda al enterrado.

Los amantes son el dibujo de un niño. Mal pintados se ven mejores. 

Hoy encontré entre mis libros la estrella que me regalaste. 
Qué estrella más gorriona, qué usina de cabeza de alfiler. Tenía en los párpados dos carbones insomnes, y sus manos de flecos
hawaianos se agitaban como si buscaran algo mejor para ponerse.

Cavo en mí las horas. Me socavo. Desciendo por las vagas notas de un bandoneón casi dormido. Al final, cuelgo mi pala de cavar. 
Está listo. Ya soy un pozo. En mí trastabilla la luz que pasa a interrogarme.

La paloma de Picasso gira por el mundo: no encuentra paz todavía

Con el dedo índice arqueado, golpear una rosa hasta que salga alguien.

El pino se colocaba un clavel del aire en la solapa y concurría a la gran fiesta del día. Domingo. Los timbales en el desagüe. Llovía. 

sábado, marzo 14, 2009

Notas para un poema XXV

Camino la playa con una mariposa en el hombro. Yo también miro desde ahí. Creo que a ambos nos alza una ola invisible. Como si el pincel de alguien nos estuviera pintando, dando últimos brillos, remarcando sombras. Estamos situados en algún escalón de la tarde, perdidos en otros asuntos, caminando. La mariposa que llamé Patricia se me vuela y se va por un bolsillo del cielo. 
El de guardapolvo blanco salta en la arena, junta conchillas que 
crecerán en sus bolsillos. Lleno de ángeles, mira ahora desde el hombro de un médano.

El balbuceo de los sillones de mimbre. Nunca terminan de 
acomodarse sus astillas en el aire. 

Los dos versos finales de The happy child, de Cortázar: 
“oh niña que no ves moverse
las alas de una rosa negra”. 
Ni las abejas del aire ve la niña feliz. Pero cuando la rosa negra ya no esté, no dirá que se ha volado: buscará los pétalos en su cabeza de dicha, sus manos locas revolotearán el aire sobre su cabeza como alas de rosa negra.

Salí a caminar. El sol ya había abierto. Las rejas de las casas bajo el rocío, las celosías y las puertas cerradas eran vecinas con muy mal humor.

Silencio: pasa una mosca. Detrás un cortejo invisible, largo como un zumbido. Cómo no pensar en la muerte. O al menos en una carroza fúnebre rumbo a un entierro. El resto de las cosas de pie, 
de piedra, santiguándose.

Niña: ¿acaso no ves la mosca de la muerte en los pétalos de la rosa negra?

Como la que te amaba y te hablaba de siempres y siempre temía una despedida. Vos, que eras el hombre de su vida, y ahora no te dice ni hola.

Los amantes crecen en buhardillas y andenes, en los samovares del asfalto del verano, en los mateos de los bancos de las plazas, en las copas de los tapiales orinados por los perros, en azules de madrugada con tejados a dos aguas, en la lluvia que aún chorrean los árboles a los que nadie les avisó que ha parado de llover. En tantas otras partes crece la inesperada llama. Cada vez que alguien sueña el amor nace el mundo, echa a andar la primera hora. Adán y Eva andan desnudos, frágiles, eternos. El árbol de la sabiduría aún no sabe nada. 

domingo, marzo 08, 2009

Notas para un poema XXIV

Ahí vienen las excusas. Me invaden, me cercan. Me conminan a que las exhiba con la fuerza de un estandarte y no son más que un flácido sable amarillento. Ah, quién coserá mi boca en esta noche de renuncias. 

Crepúsculo. El mar de la tarde como mirado rojamente por la boca mal pintada de una prostituta. 

La bicicleta con alas de José Pedroni un día va a volar. 
Y empezarán a volar todas las bicicletas del mundo. El mundo, 
que según José, es una bicicleta también. El cielo será un velódromo -como quería José que todos los pueblos tuvieran-, y las bicicletas volarán acá y allá y más allá. Nada las podrá detener. 
Ni la guerra. Tampoco los negocios de los hombres por la paz podrán alcanzarlas.

Moby Dick mira el cielo de la tarde y el sol es un inmenso goterón que llora al mundo. Un ojo de ballena que se apaga en el mar del cielo de la tarde.

Las cartas que esperamos se encuentran en algún lugar. Han dejado de volar y habitan un buzón en el tiempo. El buzón es su nido.

Nunca comí naranjas más sabrosas como aquellas que olía cuando mi padre las pelaba después de la siesta. Tomaba su mate cocido 
en un jarro de aluminio con el escudo de la Marina. Hundía sus dientes en los gajos y todo el aire se perfumaba de naranjas. Caían gotitas en la mesa como si la mesa fuera tierra fértil y nos fuera a dar después un árbol de naranjas. Antes de volver a su trabajo, mi padre se calzaba el llavero en el cinturón y encendía medio cigarro. Las llaves tintineaban cuando él se iba y una voluta de humo se 
alargaba y se escapaba por la puerta. Las naranjas quedaban solas, colgadas bajo el techo de la casa. Se abrían paso entre el brillo de las llaves y el humo del cigarro. Como naranjas encendidas, andan por toda la casa las manos de mi padre.

sábado, febrero 28, 2009

Notas para un poema XXIII

Abro El cubilete de dados, de Max Jacob, en la página 146 y veo
el mosquito aplastado. Alas hacia arriba, patas hacia abajo, parece
estar volando. También parece un dibujo perfecto en el margen
izquierdo a mitad de página. Su aguijón señala la palabra Hablado.
El texto es En la cita de los conductores. Un pasaje:
“Reconocí mi sitio de los libros y papeles”.

El primer muerto que vi fue un ahogado que trasladaba una lancha
de prefectura por el río Lujan, en Tigre. Estaba hinchado y su piel
se había vuelto amarilla. Parecía una pequeña ballena blanca.
Una Moby Dick sin arpones clavados, sin sogas en el lomo. Su ojo
derecho pasaba mirando el último sol, la última tarde.

Cuando se nos cae la voz como en un estanque podrido.

Los cerdos colgados sobre el mostrador de la carnicería.
Cabezas hacia abajo, ya han goteado la última sangre.
Con su muerte pública cuelgan en su cadalso. Esperan su segunda
muerte: la de los dientes, la que imparte el hambre y el mercado.

Ser un álbum lleno de rostros. Doy pasos de página. Contesto en
silencio a voces que me circundan. Antes de acostarme, apago las
ropas, me quito los rostros, ahogo con mi nuca final las voces que
se desperezan en mi almohada.

Todavía gira la paloma de Picasso por el mundo.
Lo dijo Rafael Alberti.
Todavía gira la voz de Rafael Alberti por el mundo. Es como si la
hubiera pintado Picasso.

En París con aguacero te veré vestida de papel de caramelo caerán
serpentinas de carnaval con olor a adoquines de Buenos Aires un
marinero con sueño y codos viejos te prestará su gorra llena de
humo tendrás globos rojos por encima de las alas de los hombros
tendrás tejados muy serios en el vuelo de la falda una peluca
amarilla llorándote en los pechos una chimenea de chocolate en la
boca dos mejillas de manteca con besos de otra fiesta estarás
desnuda como un delfín recién nacido me dirás miau me dirás
cómo cambian las cosas los años y al ponerte las medias en un
taburete de piano se te volará una mariposa celeste de la vagina.

domingo, febrero 22, 2009

Encuentros en el Centro Cultural Marcelino Villar

Los viernes 6 y 13 de febrero concurrimos con Agustina y Marisa a los cafés literarios del Centro Cultural Marcelino Villar de Mar de Ajó. Fuimos de la mano de Mónica Bonifazio, embajadora de Cruzagramas en San Bernardo. Conocí a Mónica en estas vacaciones, y a Hugo, su pareja, y enseguida hicimos buenas migas. Compartimos hermosos momentos, charlas interminables parrillada de por medio. Son cosas maravillosas que de pronto te da la vida, internet y en este caso puntual: Cruzagramas. La posibilidad de conocer buena gente, personas con la que se logra una conexión instantánea y a las que querés de entrada por ideas, sentimientos, por gestos y mil detalles imposibles de enumerar.

Presenté Musas Extraviadas en esos dos encuentros. Leí parte del libro y oí los cuentos y poemas de los integrantes del taller literario que coordina el poeta Horacio Gómez.
Fui bien recibido y me hicieron sentir como de la casa. Disfruté también de las obras de pintores y escultores del lugar así como también del relato de la historia de Mar de Ajó con fotos de diferentes épocas.
Doné un ejemplar de Musas a la Biblioteca Stella Maris Saavedra y me fui empapando de las distintas actividades del Centro Cultural.
Las lecturas fueron muy amenas y dieron lugar a charlas muy divertidas e interesantes. Mónica leyó textos propios, de Sebastián Barrasa, alias el Zaiper, y míos. Agustina tomaba fotos a todos y a todo. Para ver más pinchen aquí, en Cruzagramas.
Los nombres de los participantes de los dos cafés literarios:
Lucía C. Benedetti, Beatriz Marcellán, Cecilia Cavadini, Alicia Erdelysrky, Sandra Pupillo, Roberto Ludwiniak, Hiracio Alonso, León, Vicentico y
Rubén Gómez.
Mi agradecimiento a todos ellos. Y mis saludos desde aquí junto con el deseo de que volvamos a vernos pronto.


domingo, febrero 15, 2009

Afirmaciones

Temprano llegué a la playa
y vi que alguien había escrito
con enormes letras en la arena: 

DIJO JESÚS
YO SOY EL CAMINO
LA VERDAD Y LA VIDA

Detrás y de fondo 
se veía y se oía el mar. 
Parecía decir:

-Yo soy el mar.




(Leído el viernes 13 de febrero de 2009 en la Centro Cultural Marcelino Villar, en Mar de Ajó, en el café literario del taller que coordina el poeta Horacio Gómez. A ese encuentro –que fueron dos- me llevó mi nueva amiga Mónica Bonifazio, que vive en San Bernardo y que conocí por medio de Cruzagramas. En el próximo post cuento con detalles y con fotos todo lo bueno que pasó en esos dos viernes de amistad, de intercambio, de cuentos y poesía.)


viernes, enero 30, 2009

Vacaciones..........

Amigas y amigos: 

Me voy por un par de semanas al mar. 

Los visito a la vuelta.

Saludos para todos!

Máximo.

jueves, enero 29, 2009

Notas para un poema XXII

La sensación de ser un proyecto que ha sido reemplazado por otro.

Con la mecedora del tiempo hacer leña y encender un fuego. 
A su vera, recitar el presente continuo como un poema de
Shakespeare. 

“La mejor manera de viajar es sentir”, dice Pessoa como Álvaro de 
Campos.
Atravesar las personalidades con nuestras valijas por llenar, liviano 
ante todo el espectáculo humano. El mundo es una gota extraviada 
de su lluvia. Todos somos una gota que se une a otras gotas.
Y viajamos una vez que sentimos segura la mano de nosotros 
mismos.

Voy a la voz de mi padre. En ella me instalo como en una pradera. 
Acabo de soñarlo. Yo corría a defenderlo del ataque de los Zulúes. 
Después el campamento era un hospital a cielo abierto y un médico 
puso en mis manos unas pinzas largas como las que utilizan los 
cirujanos. El médico me dijo que las tenga, que me servirían para 
repeler un nuevo ataque de los Zulúes. Mi padre estaba bien: un
raspón en la frente, y apenas una gota de sangre colgaba de su nariz. 
Salimos a una vereda. Mañana espléndida. De la nada, mi padre 
toma de un hombro a mi hermano Luis y se encaminan a un puesto 
de flores. Yo los veo irse y no puedo cruzar la calle. Siento un límite. 
Y me pregunto por qué mi padre no me eligió a mí para caminar 
rumbo al puesto. “Quiero que le lleves un ramo a tu madre”, le dice
a mi hermano, “para que sepa cuánto la quiero”.

Por las escaleras de Xul Solar, bajo y me pierdo. 
Si no encuentro el sueño, vuelvo a subirlas y a bajar, pero esta vez 
por una caracol. Casi siempre me duermo antes.
-¿Antes de qué?
-Antes de un final.
-Pero si no hay un final.
-Voy bajando. Bajar es un fin en sí mismo. Y el objetivo final es 
que yo pueda dormir.
-¿No es mejor arrellanarse en un descanso? Ya lo dice la palabra…
-Es que los descansos sirven para pensar cómo seguir y yo no 
quiero pensar a esa hora, sólo quiero…
-Claro, el señor se va a dormir y deja al mundo tal como está, 
sin importarle nada.

Me descubro ante usted (me quito el yunque de la cabeza) querida 
Calíope. Es un día encantador, ¿no lo cree usted? Pero veamos: 
qué contiene esa tablilla, a ver cómo suena esa trompeta. 
Cerraré los ojos. Haga usted de mi cabeza un jardín helénico, 
un barrio celestial. Quisiera posar mi cerebro en el primer día 
de La Creación.

viernes, enero 23, 2009

Notas para un poema XXI

Esperamos una carta como la cinta en el pelo de las alumnas de
una escuela. Moño al viento, cándido: ofrenda al sol, de un sol 
dibujado en los pizarrones. Carta bajando por una cascada de
montaña. Las frutas de estación acompasadas en las múltiples 
partituras del aire. Flores silvestres en la frase “aquí te envío”; 
canasta de dulces en “aquí no para de llover” y en “ayer fuimos al 
mar”.
Esperamos una carta que estampe su beso celeste sobre nuestra 
última cicatriz.

Sentar cabeza en los maravillosos círculos de A beneficio de 
Mr. Kite de Los Beatles. Vendrán los Henderson, y Henry, 
el caballo, bailará el vals.

En otra esquina, mi sombra estaba esperándome.
-¿Qué hacés aquí?, le pregunté.
-Nada, me dijo asombrada (las sombras se asombran de nada), 
sólo estaba esperando “una forma original”.

Observo al zorzal comiendo su espagueti de lombriz. Después 
vuelve a la cima de la medianera. Ahora sí, con la panza llena, 
es mucho más fácil observar el mundo.

El tiempo es una mecedora. Cuánto aplasta en su vaivén irreflexivo. 
Sus pies de tablas de esquí de caramelo olvidado al sol machacan 
las horas para servirlas desgranadas en el plato principal del olvido.

Y en una gota de agua se puede encontrar un ángel: ¡no la bebas! 
Puede ser la gota que rebalse el vaso, puede ser la mismísima sed 
con alas, pude ser la gota de sabia de un ser mitológico, puede ser 
la lágrima de un santo, puede ser la última vez que veas un ángel. 
Secarla con un pañuelo y arrojarlo hacia el cielo. Si el pañuelo 
baja es porque es un ángel. Los milagros existen.

Mi abuelo Luis tenía una metáfora en la tráquea. 
Los lugares comunes de la luz se quedaban en las puertas del más 
allá. Un minotauro dormía plácidamente en las entrañas de mi 
abuelo. Mi abuelo hablaba con una voz de más allá, una voz de 
minotauro entre dormido.

Me pareció verla en el tren. Estaba sentada del lado de la ventanilla 
y el paisaje le cabalgaba en la cara. Leía una revista de diseño. 
Pero no podía ser aquel maniquí que me encandiló desde la 
vidriera de la casa de ropas. Me fijé en el corte de su vestido,
si correspondía. No pude hallar una pista clara. Sus poses eran 
naturales y sólo alzaba los ojos para mirar su reloj y por la 
ventanilla. Antes de bajar se retocó los labios. Al guardar su espejo 
de mano, noté la pintura saltada en una de sus uñas. Como la 
cachadura que suelen lucir los viejos maniquíes. 

domingo, enero 18, 2009

Notas para un poema XX

(Leo Sentar cabeza, de Enrique Molina. Me reconozco en esa raza violeta, en esa raza verde, rico de todo cuanto me rodea. )

¿Y cuándo sentarás cabeza?
Y en qué lugar.
En qué silla cómoda he de sentar cabeza, y ante qué mesa de estarse quieto y en paz.

Siento cabeza como quien baila sobre espuma lila y despabila 
burbujas como sueños de princesa 
como quien canta en una trinchera una canción de cuna 
como quien seduce a un cachorro de tigre de bengala 
como quien saca a bailar a una estatua
a un busto patrio 
a una tumba.
 
Siento cabeza como los cubiletes al vomitar sus dados 
como las copas colgadas en un restorán 
como la olla que volteó el perro sin darse cuenta 
como la moneda que cae de canto sobre un zócalo y es espejo donde se peina la oruga 
como la tostada que cae de cara con su cara de mermelada contra el piso. 

Siento cabeza en el murmullo de los plátanos 
en las estrofas de los alambrados 
en el silencio de las escobas de las nubes
(si hay un unicornio entre ellas, siento cabeza en él) 
en las campanas lejanas de las iglesias que suenan como
sentencias fatales  
en el fragor de unas prendas colgadas a secar chorreando asuntos
y presencias. 
 
Siento cabeza en cualquier pie que no haga pie 
en la ronda de los niños de frentes transpiradas 
en los bastones de los viejos que arponean las baldosas  
en las cicatrices de parto 
en la renguera de un perro diciendo Sí con la cabeza y 
No con la cadera 
en la mirada del ciego que me mira como si me conociera
en las lenguas del mar en la orilla donde se espeja la mañana 
en la luz de un farol con su danza de insectos del verano. 

Siento cabeza como lloran los niños del último banco 
junto a Federico García Lorca: “pulso herido que ronda las cosas del otro lado”. 

Siento cabeza en los suspiros de larga distancia 
en las monedas que lucen los pescados colgados 
en las almejas boquiabiertas 
en los trenes que se desinflan al llegar a una estación 
en las sirenas de los bomberos
en los panaderos con los que hace malabares la brisa 
en los mascarones de proa siempre de mirada altiva  
en la sonrisa de los botones de las blusas 
en los pizarrones de las medianeras 
en los novenos pisos con macetas de azúcar donde puede haber alguien dispuesto a arrojarse
en el guiso humeante de los albañiles 
en las puertas de un prostíbulo 
en los pechos de las monjas 
en los ojos de las vacas
en los corazones tallados en los árboles que lloran fechas
y promesas 
en los barriletes de cola como trenzas 
en las pelotas que no bajan nunca 
en las carteleras con dibujos de una escuela 
en los toboganes de las plazas 
en una procesión de hormigas cuando parecen veleros con 
hojitas verdes sobre sus cabezas 
en un sacacorchos 
en un trompo
en una chimenea
en las puertas de los baños públicos aunque se anuncie un
sexo de violencia 
en las calesitas con música de Abba 
en septiembre 
en Marruecos 
en la niebla 
en un Monte de Venus 
en los trapecistas 
en las gaviotas que parecen colgadas de un techo y penden de hilos invisibles 
en un muerto en la calle 
en los plumeros raídos buscando aves en los estantes o en el
polvo que flota en el aire 
en los peinados que lucen los pinceles usados 
en los pinceles que usan ciertos peinados
en las barbas del choclo 
en los muñecos rotos con la mueca de alguien 
en los girasoles saludadores con manos de alumno de jardín de
infantes 
en cualquier acantilado con boleto de ida 
en cualquier sobremesa cualquier noche cualquier día.
 
Siento cabeza en un beso.

Siento cabeza en la luna.

lunes, enero 12, 2009

Hoy

Al menos 38 palestinos murieron ayer
Israel ingresa en los suburbios y el primer ministro israelí 
Ehud Olmert dijo que su ejército está cerca de cumplir
con todos los objetivos trazados
Gaza es una herida que no cesa de abrirse más y más
Gaza es las entrañas de un hombre que sufre convulsiones
Gaza es el nuevo blanco el nuevo negro el nuevo judío 
la nueva y vieja guerra el nuevo escenario de la muerte
Gaza es una mujer que pare un hijo muerto
Israel es Israel y Gaza es Gaza

      I
      S
      R
GAZA
      E
      L

Gaza es Israel e Israel es Gaza
como que el mundo es el mundo es el mundo el mundo
el mundo…
Caín era Abel 
Matar es humano
Perdonar es un cuento divino
Matar es dinero
¿No habrá un dios por quien no matar?
Los tratados de paz son puños feroces contra una mesa
contra un mapa contra una iglesia un hospital una escuela
una región un vientre un corazón
Todo es por nada
pero nada es por nada 
pero todo es por nada 
todo es nada 
y más nada
Escuchá los alaridos tapate los oídos y escuchá cómo y dónde
tapate los ojos y mirá esos cuerpos
mirá esos cuerpos
Si Dios el amor la paz la esperanza están en tu cabeza también
pueden estar esos cuerpos
mirá esos cuerpos
mirá esa sangre esos ojos esas bocas esas orejas esas manos
escuchá las bombas los aviones los hayes los pordioses 
¿estás en Buenosairesbarcelonadistritofederalquitomilánparis?
Sentí………………………………………………………!
Dios debe estar por aquí… debe estar…
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo…
Dios…
La paz sea contigo
Y con tu espíritu
Shalom Shalom
Dios…
Dios mira su reloj y dice: ¡Oh Dios, otra vez es tarde!

viernes, enero 09, 2009

Notas para un poema XIX

Yo soy el de guardapolvo blanco. Y el que está a mi lado en la 
foto –sombra ya anunciada- es el Hastío. Estamos sentados en un 
último pupitre del aula de la escuela. Yo le muestro mis figuritas y 
el Hastío las de él. Todo en silencio. Luego nos abocamos a otros 
juegos. Miramos por una ventana y vemos caminar futuros 
cadáveres. Convenimos en que el dibujo de la rayuela es un cuerpo 
humano. La tiza borroneada en la palabra Cielo se parece a una 
mancha de humedad en una pared. Recito viejos chistes mientras 
el Hastío se aburre localizándonos en un planisferio rugoso. En un 
cuadro, San Martín empuña una varita mágica por la que brota una 
bandera celeste y blanca sin palomas ni conejos. En el pizarrón 
negro no hay nada escrito. Es un cielo nocturno con estrellitas que 
no brillan. De pronto el Hastío me señala las tetas de mi maestra 
de quinto grado. Yo, en cambio, tengo presentes los ojos de 
Alejandra, de cuarto B, que se parecen a los de Gabriela Gilli. 
Extraño mi casa. Quiero irme, quiero ir a ver a los Tres Chiflados. 
El Hastío me tironea de una manga, me arruga una solapa y me 
muestra un crucifijo. Le repito que me voy, que estoy harto.  
-Ya está bien por hoy. Dejemos las “cuestiones del alma” para 
otro día.

Esperamos una carta que se abra en mil palomas. 
Esperamos una carta que baje como una estrella implacable y nos 
ampute la soledad antes de que se haga gangrena.

Ah, escribir ahora una línea que justifique mi día en este mundo… 
¿Quién pudiera? Estoy cansado y tengo un yunque sobre mi cabeza. 
No se trata de tener un fósforo y una gota de agua, ni de seducir 
musas. Hay que tener un fuego con el que podamos dar de beber. 
Encender los minutos, que llegan con su hambre de cachorro, 
como a velitas de cumpleaños. Derretir el yunque e inscribir en él 
con delicada algarabía algo así como un alentador epitafio. 

Repleto del vacío de las horas, camino intangible de la mano del 
hastío.

En el paraíso de las musas, La Muerte es un ángel caído.

Como en la ciudadela de Ferrer “Cuando acabe de morirme sé que 
estarán mis compinches velándome en tus cornisas” Estos versos 
de gran belleza me acompañan siempre, son mis compinches. 
También yo quiero llevarme el “crepúsculo en mis huesos, chiflado 
de melancolía”. 
Siento que asciendo a los balcones, a los techos, a los cables de 
alumbrado, a las chimeneas, y saludo en las cornisas a mis amigos, 
a mis novias, a mis perros queridos. Ah si todo fuera subir a los 
techos para recuperar la pelota atrapada en la canaleta del desagüe 
para seguir jugando… 

viernes, enero 02, 2009

Notas para un poema XVIII

Dejar caer una gota de agua sobre una mesa. Tomar un fósforo. 
Frotar el fósforo contra la gota de agua y encender un poema.

Ahora vuela una abeja tras el ventanal. Se pasea por el jardín en 
círculos irregulares. Es una gota de miel flotando al sol. Perdida, 
anda tras la miel de la melancolía.

Cuando se rompe un verso-llave-espejo no sobrevienen años de 
mala suerte. La mala suerte reside en que el espejo no espeje, en 
que la llave no encuentre la cerradura del poema y que el verso 
no sea más que un verso.

La magia de la poesía consiste en tomar un trago de brisa en 
ayunas y vomitar los dieciocho vasos de whisky de Dylan Thomas. 

Las lágrimas no lloran. Tampoco caen. De brillar, suben.

Si yo fuera un poema sería uno muy malo, por cierto. Escrito por 
un aprendiz que gustaba de hacer bromas.

La cruz que colocaron en memoria del hombre que se ahorcó en el
árbol que se ha secado, también está seca. Como si alguien en ella 
hubiera sido crucificado.

Punto de fuga. De él hago partir rayos como los de la rueda de una 
bicicleta. El manubrio está hecho de dos fideos. El resto se resuelve 
en una cola de cometa. A la bicicleta rauda se sube un soldadito: 
ese verde que está de pie en el primer estante de mi biblioteca. 
El soldadito es uno de los tres que me quedó de recuerdo de mi 
infancia. Ya no tiene armas y le falta una mano: fueron masticadas 
por los dientes de mi hermana cuando yo era chico.
Allí va, Patricia, parte hacia el cielo, recibilo, mordelo un poco más, 
está demasiado entero. 

Está tronando afuera, y los parlantes del cielo se desgañitan. Caen 
las primeras gotas como si llevaran demasiado tiempo aburridas 
en el regazo de las nubes. Truena muy fuerte, como si alguien 
quisiera vendernos una lluvia.

Cuando llegamos a la esquina, mi sombra dobló hacia la izquierda 
y se esfumó. Me detuve. A mis pies yacía la sombra de un árbol. 
Alcé mis brazos y me quedé estático ante la mirada de un niño.