lunes, noviembre 15, 2010

Radiografía

Relampaguea. Salgo a colgar la hoja con el poema recién escrito. Dos broches. Sector medio del tendedero. Los relámpagos son continuos. Apenas unos segundos median entre uno y otro. Me sitúo detrás del papel y de inmediato noto una fisura con forma de mueca disconforme en las vértebras torácicas. Las clavículas flotan como dos islotes: se dirigen hacia el sur. Sobran tres costillas y media y un pincel peinado hacia atrás que no sé qué hace ahí. Las vértebras lumbares conforman una serpiente, y toda la columna, dispuesta ahora de perfil, posa para la foto. En otro pantallazo, me llama la atención el esternón: demasiado colmado de libélulas, que si las miro de reojo dan la imagen de un erizo que se disgrega. Lo demás está bien: las falanges rascan la pelvis en pleno ejercicio de su ocio y la cabeza en los pies, como debe ser.