domingo, noviembre 11, 2007

Vitrinas

El repartidor de diarios arroja
palomas muertas.

Un perro en la avenida
aúlla con angustia metafísica.
Su aullido pega contra los vidrios
del HSBC Bank.

El portero del alto edificio
manguerea el llanto de una mujer
dando de mamar a su hijo.

Huele a pis de gato.

En el niño tomando pecho
hay una sonrisa que enciende los vidrios
de la casa funeraria.

Cuando el niño deja de mamar,
el pecho de la madre apunta al cielo.
Es el único sol que ilumina la calle.