domingo, febrero 20, 2011

Lo que es

Yo digo que ese sauce es un sauce,
y que ese auto es simplemente un auto.
Que si digo que hay agua sucia en esa cuneta
es porque hay agua sucia en esa cuneta.
Que si ese hombre camina preocupado (del modo
en que un hombre camina preocupado por sus asuntos
y que mentalmente echa mano a sus cosas diarias,
resolviendo) es porque lo veo preocupado.
Y también digo –se me antoja muchísimo-
que ese perro es un perro y nada más que un perro,
con todas las posibilidades de serlo.
Y así la casa de la vieja que barre todos los días a las 6.
Y el colectivo que acaba de frenar en la parada.
Y el policía que actúa como un policía.
Y el gorrión que hace de gorrión sobre el cable de la luz.
¿De dónde me viene esta necesidad de ser concreto,
de matar cualquier artificio poético, esta cosa
de sentir hoy que toda palabra que acompañe al sustantivo
es un aditamento impuro, fútil e impropio?
Todo luce su justa y precaria realidad bajo los rayos del sol.
Todo es tan irreal sin embargo al cerrar los ojos.
Y al abrirlos esa sensación de irrealidad
cobra un nuevo destello. Podría permitirme decir
que esta calle es un circo de dudas, un templo de lo endeble,
de lo frágil, llena de sentidos que no van a ninguna parte.
Pero esta calle sólo es una calle.
Una calle como cualquier otra. Una calle donde
la única metáfora parezco ser yo, pero no sé de qué cosa.





¡Gracias Alicia!