domingo, diciembre 14, 2008

El libro en sociedad

A partir de ahora pueden conseguir el libro online  en Ed. Dunken

                             El jueves 11 Musas Extraviadas empezó a andar camino. 
Lo recibieron con sonrisas y oídos atentos. Amigos todo ojos
y toda dicha se abrazaron a esta celebración de echar al aire
este conjunto de poemas que hace tiempo pedían papel y
estantes, mesitas de luz o viajes, pases de manos y carteras,
otros escritorios, otras vitrinas, caminar bajo otros brazos, 
nuevas compañías, nuevas bocas de decir, nuevos o renovados
ojos en que reflejarse, caminar, habitar, vivir. 





Fuimos pocos en el encuentro pero muchos en calidad y
calidez. Estuvieron latentes los deseos y las almas de las
amigas y amigos de fuera del país y los de dentro que me 
quedan lejos y están tan cerca con sus palabras y apoyo. 


Fue jueves y hora 19 y diciembre y caos vehicular y finales de
toda cosa y asunto y con corridas y apuros. Todo esto conspiró
para que no llegaran o no pudieran acercarse más amigos a la
presentación. Los que asistieron –gratitud eterna a ellos- me 
demostraron su felicidad con creces. Me brindaron su alegría
inagotable, fresca, su voluntad de acompañarme en este y otros
sueños, su presencia querida, esa presencia de mano tendida
por nada, de alma dispuesta al vuelo de la poesía, del encuentro
con otras almas para celebrar las bellas cosas. Esa presencia que
dice: No estás solo. Estamos con vos. Vamos de la mano.



Fue un enorme placer leer y sentir la respuesta instantánea de
parte de los amigos: generosa, encendida durante y al final de 
cada uno de mis poemas.
Que me acompañara la escultura de Patricia, de pie, entrañable y
bella en la mesa, luminosa, y haber podido juntar su obra con la
mía y hacer una sola obra. Todo un conjuro contra cualquier
abandono de musas, o más bien toda una invitación a que se 
amiguen definitivamente conmigo.



El libro empieza con sus primeros pasos. Gatea y de a poco
da un paso, otro y otro más Parece que va caminar y abre las 
manos como para alzarse en vuelo. Parece que va a saltar sobre 
una rayuela esquiva y se retrae ante tanta nueva luz que invita a 
mejores ceremonias y que sin embargo encandila. Tiene la piel 
nueva y empieza a acostumbrarse a las caricias. Tiene la boca 
grande como para decir una montaña de palabras y en ese impulso
pretende bailar entre almas como una serpentina loca. No sabe
hasta dónde lo llevará su envión de aeroplano ni en qué lugares
echará raíces. Pocas cosas sabe. Y una sola certeza lo acompaña:
la de saber que la poesía está viva, y que son muchos los que
viven por ella.
Voy a subir más fotos en Aforismos.
Por favor dense una vuelta por el blog de Abril
y también las imágenes que subió Cruzagramas que están buenísimas. Click aquí
y vean el hermoso post que me dedicó.
Saludos, besos y abrazos.