domingo, agosto 11, 2013

Presentación del libro "Poemas de Máximo Estrella y otros esperpentos"


De Jorge Luis Estrella y Máximo Ballester. Ediciones Ruinas Circulares. Presentación a cargo de Patricia Bence Castilla, Roxana Palacios y Gustavo Tisocco 
Música en vivo: Pepo Lapouble y Bárbara Camacho 
Actuaciones y lecturas: Verónica Peñaloza, Begotxu Bitorika y Nicolás Barrasa 
Lectura de poemas: Jorge Luis Estrella y Máximo Ballester. 
Sábado 17 de Agosto a las 17 en el Centro Cultural Oliverio Girondo,Vera 574 (entre Scalabrini Ortíz y Malabia), Villa Crespo, a las 17. 



 

domingo, agosto 04, 2013

Hallazgo extraordinario

Un insecto extraño yace boca abajo 
en la playa. Mide unos 10 centímetros y lo rodea 
un círculo de agua. Es algo así 
como una mezcla caprichosa de mariposa nocturna 
y escarabajo negro. Las musculosas patas delanteras
que sobresalen por debajo de la cabeza 
son aterradoras. Nunca antes había visto algo semejante. 
De golpe, el acto reflejo de mirar hacia el mar,
como si el bicho hubiera salido de ahí, y creer,
por un momento, que la gente podía rodearme:
escuchar sus exclamaciones, ver sus ojos de asombro.
Pero a nadie le importa mi hallazgo extraordinario.
No hay quién pregunte de dónde salió
este bicho raro, ni qué cosa es, ni cómo di con él.
A nadie le importa asistir a mi versión,
a mi exclusiva y decadente versión del final de La Dolce Vita.

domingo, junio 23, 2013

MARKETING AND PUBLICITY


Muéstrenme el estado de las cárceles
de las escuelas
de los hospitales
el estado de los transportes públicos
el estado de las comisarías
las víctimas del gatillo fácil
los chicos buscados por Missing Children
la lista de los que esperan un trasplante
la ruta de la droga
la ruta de la trata
la ruta de la corrupción del gobierno
todas las mafias
muéstrenme cómo contaminan el aire y las aguas
el estado en que viven los pueblos originarios
cómo la gente duerme en la calle
cómo se vive en nuestro país
cuánto se mata y cuánto se roba
cómo se enriquecen los gobernadores
los funcionarios
los sindicalistas
cómo rapiñan las empresas
y cómo y dónde se explota a los trabajadores
quiero ver todo esto –y más– en los paquetes de cigarrillos
leer por ejemplo LA CORRUPCIÓN  MATA
y después decidir si quiero o no morirme de cáncer
si es que en verdad puedo decidirlo  

domingo, junio 09, 2013

La mariposa negra

La mariposa negra entra en mi pieza
y golpea contra el techo.

Golpea contra el techo.
Golpea contra el techo.

Ella y su sombra.

Luego da unas vueltas en círculo. Locamente.
Representa una especie de número de circo
alrededor del ventilador apagado.

Por un momento parece más de una.
Al menos dos.

En una última acrobacia, atraviesa la luz
y se posa en una de las aletas del ventilador.

Tal vez crea que es su madre. 

Tarde de noviembre

Abren la puerta del café
y entra una brisa que te echa el pelo
hacia atrás. Ahora estás en la cubierta de un barco.
Cerrás los ojos y respirás: entran los tilos,
las palomas, alguna voz, el sonido de unas hojitas secas
raspando la calle, pero yo te hago en el mar.
Es un mar muy dulce este mar. Pero es un mar que se va
cuando abrís los ojos y aparece la mesita con figuras,
el piso, la luz naranja en las paredes y en los cuadros.
Del barco no ha quedado nada. Pero no hay nada
que quede como antes. Amarte es eso,
un flotar de las cosas reales, un naufragio al revés
donde es el mundo el que zozobra y todo alrededor
se salva y cobra su mejor brillo. 

Día mundial de la poesía

Hoy es el día mundial de la poesía
pero cuando salgo a trabajar
parece ser el día mundial de la realidad,
el día mundial del ruido, el del humo de los autos,
el día de los carteles, los anuncios.
Puede que sea también
el día mundial de la chica linda
que sobresale en la fila del registro civil, el día mundial
de los hombres y mujeres (¿por qué no?)
que van y vuelven del trabajo.
El perro que cruza la avenida con luz verde
también tiene su día, y lo tiene el pájaro
que ahora salta de la rama del árbol.
De la rama temblante del árbol caen 3 hojas secas.
Hoy es el día mundial de las 3 hojas secas,
el día mundial de la rama que se mueve sola.
Hoy, todas las cosas que se mueven solas, tienen su día. 

La fábrica

Las mesas, las estanterías frías.
El piso.
Las cajas apiladas.
Las bolsas con nombres de localidades
o con nombres de negocios o apellidos.
Mercadería: prendas, talles, texturas, colores.
Las cajas con etiquetas que indican un destino.
Las máquinas de sunchar.
Los rollos de tela embolsados y apilados.
Las largas mesas de corte.
Los ruidos.
Los papeles.
Las ventanas altas. El día colándose
por entre los vidrios como pidiendo permiso.
Los cielorrasos.
La losa.
Los escobillones juntos en un rincón.
Los cestos de basura.
El polvillo, la pelusa de las telas cortadas.
Nuestras pequeñas cosas por ahí, ocultas,
debajo de las mesas. Nuestras pequeñas cosas
de todos los días.
El timbre de la puerta, dócil al dedo, tonto al oído.
El timbre largo, el de llamada, que anuncia las 8.
Las camionetas afuera.
Las oficinas.
El jefe.
Los pasillos.
Los baños.
Las escaleras.
La máquina de café.
Los matafuego.
Las cintas amarillas de seguridad.
Las planchas.
Los carros.
Los canastos.
Las computadoras.
Las cintas de embalar.
Las lapiceras/los marcadores.
El talle S.
El talle 42.
El talle XXL.
El jersey, la modal, la frisa, el jean.
La radio.
Los parlantes.
La radio otra vez.
Mi ficha 190.
Todas las fichas ordenadas como pequeñas
lápidas junto al fichero.
Los relojes. La hora. Los relojes.
Las puertas, todas las puertas.
Todos nosotros.
Todos nosotros yendo y viniendo.
Todos nosotros funcionando.
Las cajas desarmadas. 
Las cajas con manchas de aceite de máquina.
Las cajas cerradas con cintas que en rojo dicen:
FAJA DE SEGURIDAD.
Las bolsas que arrastramos, que acomodamos.
Las bolsas que cargamos.
Nuestras voces. Las cosas que decimos.
Todas esas palabras que a veces no sabemos bien
por qué las decimos.
Nuestras miradas. Nuestros gestos.
La fábrica vista de afuera.
La fábrica vista de adentro.
Todas las cosas ordenadas.
Todas las cosas por hacer.
Todas las cosas que hacemos y las que no hacemos.

Algún día voy a morirme por todas estas cosas. 

Mariposas

Seguí los pasos de aquel poeta japonés 
que, enojado porque no lograba
componer el poema de una mariposa,
salió al jardín, rompió el papel con furia,
lo arrojó al aire, y los pedacitos de papel
se posaron en las ramas de los árboles.
Yo tampoco pude lograr el poema.
Y sin embargo no obtuve el mismo resultado.
Me quedé absorto mirando el ficus
y después el suelo: sentí compasión por los
pedacitos de papel esparcidos a mi alrededor.
Los examiné en silencio, lentamente,
como si practicara un ritual milenario.
El sol de la tarde bajaba y el canto de los
pájaros se escabullía detrás de los tejados.
Había algo de poesía japonesa en el aire.
Luego fui por un cesto. Y en él arrojé,
una a una, todas mis mariposas muertas.

Oscar

Cuando hablamos por teléfono
con mi madre, ella, a veces, me llama Oscar.
Oscar es su hermano, es decir mi tío. Ella dice
que la voz de mi tío y la mía se parecen.
Otras veces me llama por mi nombre
y yo no estoy del todo seguro
de que quiera referirse a mí. Y hasta llego
a pensar que en realidad adivinó,
que acertó porque sí, o porque mi nombre
fue el primero que le vino a la cabeza.
Pero algunas veces, cuando soy yo el que llama,
digo hola y espero dos segundos para ver si ella
se da cuenta, y después le digo: soy Oscar. 

La pastora Amalia y yo

Mi madre, la pastora Amalia,
montó una iglesia para la gloria
del Señor. De sus tres hijos sólo le queda
uno vivo. Éste se empeña en escribir
poesía: mancha papeles con mala letra,
garabatea travesuras en archivos de Word.
Qué bonito: ¿no te da vergüenza
Máximo Ballester, hijo de una gran
pastora? Qué dirá su rebaño. Qué dirá
el Señor. Un buen día, Amalia, no sé cuándo,
todas las ovejas descarriadas subirán al cielo.
Entonces lloverá lana. Se tejerá con empeño.
Los pastores del mundo repartirán los abrigos,
y dirán que es un milagro.