domingo, junio 09, 2013

Tarde de noviembre

Abren la puerta del café
y entra una brisa que te echa el pelo
hacia atrás. Ahora estás en la cubierta de un barco.
Cerrás los ojos y respirás: entran los tilos,
las palomas, alguna voz, el sonido de unas hojitas secas
raspando la calle, pero yo te hago en el mar.
Es un mar muy dulce este mar. Pero es un mar que se va
cuando abrís los ojos y aparece la mesita con figuras,
el piso, la luz naranja en las paredes y en los cuadros.
Del barco no ha quedado nada. Pero no hay nada
que quede como antes. Amarte es eso,
un flotar de las cosas reales, un naufragio al revés
donde es el mundo el que zozobra y todo alrededor
se salva y cobra su mejor brillo. 

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