En medio del canal contaminado,
entre el barro pestilente, el aceite
de mil motores, la basura, surge
esa garza blanca, perfecta, luminosa.
Ni una mancha tiene; ni la mínima
salpicadura en su traje de garza.
No entiendo cómo no se han fijado
en ella los publicistas, los fabricantes
de jabón para la ropa.