viernes, marzo 25, 2011

Hoy

Yo me pregunto y escarbo, y paso la tarde
entre voces. ¿Andás, Patricia, por ahí?
¿Vos, Camilo, te estás acordando de tus
compañeros muertos?
¿Y las dos veces que allanaron la casa
a pesar de que papá era milico?
¿Y cuando papá dijo que escarbaría cielo
y tierra hasta encontrar a Nora?
Recuerdo cuando se cumplieron 20 años
y tocaron los Cadillacs y otros en la plaza
y yo le di un poemario a Hebe y hablé
con Schoklender. Cuando nos abrazamos
con Patricia a llorar en silencio
y una chica que andaba sola se nos acercó,
y pegadita a nosotros se puso a llorar también.
¿Cómo fue posible tanta bestia en esta tierra?
Tanto dolor no puede caber en el mundo.
A mí, que fui de la generación posterior,
enterarme de los desaparecidos
me marcó para siempre. Ya no se podía ser
el mismo. Ya no. Hoy que paso la tarde
entre voces, y cuando se cumplen cuatro años
de la muerte de Patricia –porque la loca
eligió esta fecha para que la memoria
sea una sola– lloro en silencio como aquella
vez en la plaza. Lloro solo, abrazado al dolor
de tantos. Y recuerdo.

Patricia y Camilo


Patricia










domingo, marzo 13, 2011

El pozo

De chico caí en un pozo
de unos cuatro metros de profundidad
y bastante ancho, cavado en el terreno
de una obra en construcción.
No recuerdo cómo fue que caí.
Sólo sé que en el fondo había un charco de agua oscura
y que podía distinguir en las paredes
las distintas capas y el humus
que me habían enseñado con gráficos en la escuela.
Desde ahí abajo podía ver el cielo de la tarde
como desde el fondo de una botella.
Recuerdo la sensación de estar viviendo una aventura,
esas cosquillas que sólo sentimos ante un peligro
que íntimamente creemos poder superar.
Después mis amigos llamaron a mi padre
quien con la ayuda de una soga
me rescató de aquel pozo donde yo estaba a salvo.