De Jorge Luis Estrella y Máximo Ballester. Ediciones Ruinas Circulares. Presentación a cargo de Patricia Bence Castilla, Roxana Palacios y Gustavo Tisocco Música en vivo: Pepo Lapouble y Bárbara Camacho Actuaciones y lecturas: Verónica Peñaloza, Begotxu Bitorika y Nicolás Barrasa Lectura de poemas: Jorge Luis Estrella y Máximo Ballester. Sábado 17 de Agosto a las 17 en el Centro Cultural Oliverio Girondo,Vera 574 (entre Scalabrini Ortíz y Malabia), Villa Crespo, a las 17. |
Poesia : Musas Extraviadas...
domingo, agosto 11, 2013
Presentación del libro "Poemas de Máximo Estrella y otros esperpentos"
domingo, agosto 04, 2013
Hallazgo extraordinario
Un insecto extraño yace boca abajo
en la playa. Mide unos 10 centímetros y lo rodea
un círculo de agua. Es algo así
como una mezcla caprichosa de mariposa nocturna
y escarabajo negro. Las musculosas patas delanteras
que sobresalen por debajo de la cabeza
son aterradoras. Nunca antes había visto algo semejante.
De golpe, el acto reflejo de mirar hacia el mar,
como si el bicho hubiera salido de ahí, y creer,
por un momento, que la gente podía rodearme:
escuchar sus exclamaciones, ver sus ojos de asombro.
Pero a nadie le importa mi hallazgo extraordinario.
No hay quién pregunte de dónde salió
este bicho raro, ni qué cosa es, ni cómo di con él.
A nadie le importa asistir a mi versión,
a mi exclusiva y decadente versión del final de La Dolce Vita.
en la playa. Mide unos 10 centímetros y lo rodea
un círculo de agua. Es algo así
como una mezcla caprichosa de mariposa nocturna
y escarabajo negro. Las musculosas patas delanteras
que sobresalen por debajo de la cabeza
son aterradoras. Nunca antes había visto algo semejante.
De golpe, el acto reflejo de mirar hacia el mar,
como si el bicho hubiera salido de ahí, y creer,
por un momento, que la gente podía rodearme:
escuchar sus exclamaciones, ver sus ojos de asombro.
Pero a nadie le importa mi hallazgo extraordinario.
No hay quién pregunte de dónde salió
este bicho raro, ni qué cosa es, ni cómo di con él.
A nadie le importa asistir a mi versión,
a mi exclusiva y decadente versión del final de La Dolce Vita.
domingo, junio 23, 2013
MARKETING AND PUBLICITY
Muéstrenme el estado de las cárceles
de las escuelas
de los hospitales
el estado de los transportes
públicos
el estado de las comisarías
las víctimas del gatillo
fácil
los chicos buscados por
Missing Children
la lista de los que esperan
un trasplante
la ruta de la droga
la ruta de la trata
la ruta de la corrupción del
gobierno
todas las mafias
muéstrenme cómo contaminan el
aire y las aguas
el estado en que viven los
pueblos originarios
cómo la gente duerme en la
calle
cómo se vive en nuestro país
cuánto se mata y cuánto se
roba
cómo se enriquecen los
gobernadores
los funcionarios
los sindicalistas
cómo rapiñan las empresas
y cómo y dónde se explota a
los trabajadores
quiero ver todo esto –y más– en
los paquetes de cigarrillos
leer por ejemplo LA
CORRUPCIÓN MATA
y después decidir si quiero o
no morirme de cáncer
si es que en verdad puedo decidirlo domingo, junio 09, 2013
La mariposa negra
La mariposa negra entra en mi pieza
y golpea contra el techo.
Golpea contra el techo.
Golpea contra el techo.
Ella y su sombra.
Luego da unas vueltas en círculo. Locamente.
Representa una especie de número de circo
alrededor del ventilador apagado.
Por un momento parece más de una.
Al menos dos.
En una última acrobacia, atraviesa la luz
y se posa en una de las aletas del ventilador.
Tal vez crea que es su madre.
Tarde de noviembre
Abren la puerta del café
y entra una brisa que te echa el pelo
hacia atrás. Ahora estás en la cubierta de un barco.
Cerrás los ojos y respirás: entran los tilos,
las palomas, alguna voz, el sonido de unas hojitas secas
raspando la calle, pero yo te hago en el mar.
Es un mar muy dulce este mar. Pero es un mar que se va
cuando abrís los ojos y aparece la mesita con figuras,
el piso, la luz naranja en las paredes y en los cuadros.
Del barco no ha quedado nada. Pero no hay nada
que quede como antes. Amarte es eso,
un flotar de las cosas reales, un naufragio al revés
donde es el mundo el que zozobra y todo alrededor
se salva y cobra su mejor brillo.
Día mundial de la poesía
Hoy es el día mundial de la poesía
pero cuando salgo a trabajar
parece ser el día mundial de la realidad,
el día mundial del ruido, el del humo de los autos,
el día de los carteles, los anuncios.
Puede que sea también
el día mundial de la chica linda
que sobresale en la fila del registro civil, el día mundial
de los hombres y mujeres (¿por qué no?)
que van y vuelven del trabajo.
El perro que cruza la avenida con luz verde
también tiene su día, y lo tiene el pájaro
que ahora salta de la rama del árbol.
De la rama temblante del árbol caen 3 hojas secas.
Hoy es el día mundial de las 3 hojas secas,
el día mundial de la rama que se mueve sola.
Hoy, todas las cosas que se mueven solas, tienen su día.
La fábrica
Las mesas, las estanterías frías.
El piso.
Las cajas apiladas.
Las bolsas con nombres de localidades
o con nombres de negocios o apellidos.
Mercadería: prendas, talles, texturas, colores.
Las cajas con etiquetas que indican un destino.
Las máquinas de sunchar.
Los rollos de tela embolsados y apilados.
Las largas mesas de corte.
Los ruidos.
Los papeles.
Las ventanas altas. El día colándose
por entre los vidrios como pidiendo permiso.
Los cielorrasos.
La losa.
Los escobillones juntos en un rincón.
Los cestos de basura.
El polvillo, la pelusa de las telas cortadas.
Nuestras pequeñas cosas por ahí, ocultas,
debajo de las mesas. Nuestras pequeñas cosas
de todos los días.
El timbre de la puerta, dócil al dedo, tonto al oído.
El timbre largo, el de llamada, que anuncia las 8.
Las camionetas afuera.
Las oficinas.
El jefe.
Los pasillos.
Los baños.
Las escaleras.
La máquina de café.
Los matafuego.
Las cintas amarillas de seguridad.
Las planchas.
Los carros.
Los canastos.
Las computadoras.
Las cintas de embalar.
Las lapiceras/los marcadores.
El talle S.
El talle 42.
El talle XXL.
El jersey, la modal, la frisa, el jean.
La radio.
Los parlantes.
La radio otra vez.
Mi ficha 190.
Todas las fichas ordenadas como pequeñas
lápidas junto al fichero.
Los relojes. La hora. Los relojes.
Las puertas, todas las puertas.
Todos nosotros.
Todos nosotros yendo y viniendo.
Todos nosotros funcionando.
Las cajas desarmadas.
Las cajas con manchas de aceite de máquina.
Las cajas cerradas con cintas que en rojo dicen:
FAJA DE SEGURIDAD.
Las bolsas que arrastramos, que acomodamos.
Las bolsas que cargamos.
Nuestras voces. Las cosas que decimos.
Todas esas palabras que a veces no sabemos bien
por qué las decimos.
Nuestras miradas. Nuestros gestos.
La fábrica vista de afuera.
La fábrica vista de adentro.
Todas las cosas ordenadas.
Todas las cosas por hacer.
Todas las cosas que hacemos y las que no hacemos.
Algún día voy a morirme por todas estas cosas.
Mariposas
Seguí los pasos de aquel poeta japonés
que, enojado porque no lograba
componer el poema de una mariposa,
salió al jardín, rompió el papel con furia,
lo arrojó al aire, y los pedacitos de papel
se posaron en las ramas de los árboles.
Yo tampoco pude lograr el poema.
Y sin embargo no obtuve el mismo resultado.
Me quedé absorto mirando el ficus
y después el suelo: sentí compasión por los
pedacitos de papel esparcidos a mi alrededor.
Los examiné en silencio, lentamente,
como si practicara un ritual milenario.
El sol de la tarde bajaba y el canto de los
pájaros se escabullía detrás de los tejados.
Había algo de poesía japonesa en el aire.
Luego fui por un cesto. Y en él arrojé,
una a una, todas mis mariposas muertas.
Oscar
Cuando hablamos por teléfono
con mi madre, ella, a veces, me llama Oscar.
Oscar es su hermano, es decir mi tío. Ella dice
que la voz de mi tío y la mía se parecen.
Otras veces me llama por mi nombre
y yo no estoy del todo seguro
de que quiera referirse a mí. Y hasta llego
a pensar que en realidad adivinó,
que acertó porque sí, o porque mi nombre
fue el primero que le vino a la cabeza.
Pero algunas veces, cuando soy yo el que llama,
digo hola y espero dos segundos para ver si ella
se da cuenta, y después le digo: soy Oscar.
La pastora Amalia y yo
Mi madre, la pastora Amalia,
montó una iglesia para la gloria
del Señor. De sus tres hijos sólo le queda
uno vivo. Éste se empeña en escribir
poesía: mancha papeles con mala letra,
garabatea travesuras en archivos de Word.
Qué bonito: ¿no te da vergüenza
Máximo Ballester, hijo de una gran
pastora? Qué dirá su rebaño. Qué dirá
el Señor. Un buen día, Amalia, no sé cuándo,
todas las ovejas descarriadas subirán al cielo.
Entonces lloverá lana. Se tejerá con empeño.
Los pastores del mundo repartirán los abrigos,
y dirán que es un milagro.
domingo, mayo 27, 2012
Notita
Ahora que sabés que Jorge Lanata
es un hijo de puta, que Nelson Castro es tal cosa, que Alfredo Leuco es tal
otra, que todos los periodistas son unos hijos de puta, aunque no lo sean,
porque sabemos que no es así, pero pongámoslo en esos términos, pensemos que
todos son una mierda, ¿entonces qué? Ahora que lo sabés, que te lo creés, que
sostenés esta idea como un estandarte, que lo proclamás como algo irrefutable, ¿vamos
a vivir mejor? ¿Resucitarán los 51 muertos de Plaza Once? ¿Aparecerá con vida
Jorge Julio López? ¿No habrá más casos de corrupción? ¿Dejarán de mentirnos con
las cifras del INDEC, habrá menos inflación, los productos de la canasta
familiar costarán menos, te aumentarán el sueldo? Ahora que sabés que todo el
periodismo es una basura (excepto esos seis, siete u ocho que vos seguís y a
los que les creés), ¿dejarán de morir mujeres por aborto? ¿Tendrán electricidad
y gas todas las escuelas, todos los hospitales? ¿Dejarán de matarnos para
robarnos? ¿Se terminará la corrupción policial? ¿Se desarticulará la red de
trata de personas poniendo al descubierto y juzgando a políticos, policías,
jueces, intendentes, gobernadores y a todos los canallas que viven de este
negocio? ¿Aparecerá con vida María Cash? ¿Aparecerá con vida Marita Verón? Ahora
que sabés que Jorge Lanata es un hijo de puta y que Víctor Hugo Morales es un
hombre preclaro, ¿dejaremos de tener esclavos a 270 pesos por hijo? ¿Las
cárceles dejarán de estar abarrotadas y las personas que salgan de ellas podrán
insertarse normalmente en nuestra sociedad? ¿Habrá menos pibes pidiendo en las
calles? ¿Se terminará el negocio, la mafia de los barras bravas? ¿Dejaremos de
ser el país del acomodo y de la coima? ¿Dejarán de secuestrarnos, a mis
compañeros de trabajo y a mí (tres veces en mi caso), para robarnos la
mercadería que llevamos en nuestras camionetas y encontrarán a los ladrones?
¿Atenderán los reclamos de los Qom? ¿Dejarán de reprimir? ¿Se terminará la
minería a cielo abierto? Ahora que sabés que todos los periodistas son unos mal
paridos, aunque sabemos que no es así pero supongamos que así es, ¿anularán la
ley antiterrorista? ¿Aerolíneas dejará de perder plata, vivirán mejor los
jubilados, ya no meterá la mano el gobierno en la caja de la ANSES? ¿Dará
ganancias increíbles el canal 7 y tendremos una programación donde se destaque
el pluralismo? ¿Se sentiría representada, defendida, honrada mi prima
desaparecida Nora Ballester, hoy, por
personajes en los que creí como Shoklender y Hebe de Bonafini, quién a los
obreros que trabajaban en Sueños Compartidos y que reclamaban por lo suyo los
llamó “negros de mierda”? Ahora que sabés que todos los periodistas son hijos
del diablo, vamos a tener mejor educación y se terminará el analfabetismo
educando a nuestros pibes y a nuestros maestros para que aprendan a pensar y no
sólo a obedecer? ¿Vamos a tener una clase dirigente culta? ¿Ya ningún
funcionario y nuestra presidente y vice podrán ser acusados de enriquecimiento
ilícito? ¿Se acabarán los gobiernos feudales en nuestras provincias? ¿Se levantará
el veto a la ley de protección de los glaciares? ¿Tendremos menos pobres y
menos indigentes y dejarán de morir de hambre 8 chicos por día, es decir 2.920
por año? ¿Viajaremos mejor en los transportes públicos? ¿Tendrá el país una
mayor capacidad productiva? ¿Les pegarán más a los científicos del INTI y
podrán trabajar en mejores condiciones? ¿Empezaremos a creer en una justicia
independiente? Ahora que sabés que todos los periodistas mienten, aunque no sea
así pero supongamos que sí, ¿bajará el dólar y podrás comprarlo sin problemas?
¿Dejarán de despedir y suspender gente por culpa de las medidas económicas de
este gobierno? ¿Bajará el gasto público, subirán los números de la balanza
comercial? ¿El estado ya no bancará a la iglesia católica y dejarán de
subsidiar a poderosos empresarios para que sólo aumenten sus riquezas?
¿Explorarán y encontrarán nuevos pozos de petróleo y gas? ¿El sindicalismo se
volverá independiente y transparente y dejarán de enriquecerse sus capos a
costa de los trabajadores? ¿Se terminará el narcoterrorismo? ¿Diputados y senadores
donarán parte de sus obscenas dietas para ayudar a combatir la pobreza? Ahora
que sabés que todos esos periodistas que aborrecés son tremendos hijos de puta,
y ahora que ya aprendiste a decir la palabra “corpo” y la palabra “opo” y que
decís con soltura palabras como “intencionalidad” y que lanzás el apellido
Magnetto como trompada, ahora que te acercaron la utopía a la puerta de tu casa,
¿sos más feliz? ¿No te sentís un poquito más imbécil?
Máximo Ballester.
Que no es un periodista, apenas un obrero textil que trabaja
en una fábrica. En todo caso, si querés, un obrero hijo de puta que trabaja en
una fábrica.
miércoles, abril 11, 2012
lunes, marzo 05, 2012
miércoles, enero 18, 2012
Poemas para tres cuadros de la serie Migrantes de María Fernanda Rege
1
Trazamos una luz.
Le damos una sombra al objeto.
Respiramos, y lo que palpita dentro
de nosotros es espejo de lo trazado.
Un camino es un camino de un camino.
Y al pasar un pincel por una tela
tocamos otra luz. Y somos sombra de lo creado.
2
Viajamos en aviones
de papel, en barquitos de papel
porque se nos da la mágica gana.
Confiamos en que los árboles
de donde se extrae el papel comprendan
nuestros sueños. Cada cual viaja
como quiere, nos dice un pajarito en la punta
de un sacapuntas, un pajarito de papel.
3
Hilos, trazos luminosos.
La noche y sus fantasmas.
Bordes que desprenden humos.
Si nos movemos dejamos una línea,
un dejo de nube, una piel de conejo.
Si la noche es muy oscura, tocamos
lo que ha dejado de ser, lo que ya no está.
4
Todos los que somos
sentados
imaginamos un barco
que nos llevará a otras costas
a otras personas sentadas
que esperan un barco de papel
con gente dispuesta a bajar
y a darles un abrazo.
5
El barco tiene en el centro
una cresta donde se exprime el sol.
6
Por el azul piedra.
Por el cielo de lajas.
Por luz, por lenguaje,
por sombras.
Por arte, por amor.
Por enamorarte mi corazón viaja.
Lento el pobre.
Dulce el loco.
Por el mar del cielo
de piedras del lenguaje
ni palabras tiene mi boca de sol
ni luna mi corazón menguante.
7
Hacemos barcos y aviones de papel
por nada. Vivimos para hacer barcos
y aviones de papel por nada. La vida es
un avión de papel, un barco de papel por nada.
8
Migrar. Ser una especie que migra
a espacios interiores. Migración
que anda y rueda. La voluntad de amar.
La sed por la belleza. Luego andarse
por ahí con toda la vida suelta, el amor
suelto, la belleza junta, el mundo todo nuestro.
La línea del horizonte como un cartel de bienvenida.
9
Un avión de papel
se obtiene plegando una hoja
varias veces
doblando bordes hacia el centro
procurando una punta
y una cola, dos alas firmes.
El avión flota en el agua y viaja.
10
El azul y el blanco, y el color
de la tierra. El rayo y el cielo.
Y nuestra carne de tierra. Dócil.
De rayo y de cielo.
11
La infancia, otros lugares
que recordamos. Colores, aromas,
sonidos, texturas, monstruos.
Sólo es posible viajar hasta allí
a bordo de un avión o de un barco de papel.
12
Aquí y allá las cosas flotan.
No son restos de un naufragio.
Son objetos que se reúnen
en comunión. Buscan su natural universo.
Las cosas andan, son una vez flotando.
Fernanda: dibujame aquí una canasta.
Una de juntar sueños. Una de arrojar
estrellas a los cuatro vientos.
13
Todos nosotros soñando
un barquito de papel.
Todos nosotros mirando el cielo.
Todos nosotros haciendo barquitos
de papel con los sueños.
14
El avión parte en una hora
pero la hora es de un reloj de papel.
Las agujas y los números
son de alas de un avión de papel.
El tiempo vuela, dijo mi abuela.
Mi abuela también es de papel.
15
Los cuatro mirando
el horizonte, los cuatro viajando
en el avión de papel
han dejado un hilo que baja
por una de las alas
atado a unos sueños guardados
en personas que flotan.
Porque así se guardan los sueños que viajan,
las personas que sueñan,
las alas que flotan.
16
Bienaventurados
los manchados de luna.
Los tocados por el mar.
Los salpicados de cielo.
Que ni un pedacito de sol
les quede por dar.
17
Pintar: del verbo sentir. Amar,
como las nubes y las olas.
18
Y desde esta estrella te digo:
no te quiero como el sol
ni hasta el cielo, hasta la luna.
Los hombres y las mujeres con sus ojos,
sus brazos, con sus manos y sus sueños,
sus corazones plenos, sus voluntades
a pesar de todo, el pan del día en sus músculos
creciendo, el amor por hacer en cada cosa,
sus hijos, sus ancestros, con las mujeres
y los hombres de este mundo te quiero.
lunes, diciembre 12, 2011
Nota y agradecimientos (La alegría de un sábado con amigos)
El sábado a la tarde en el bar El Archibrazo, el libro Poemas de Autoayuda y aforismos para morir mejor, empezó a andar camino. Fue muy bien recibido. El sábado a la tarde con calor, con primavera casi verano, con sol, con humedad, yo estaba ansioso pero feliz. También sentía nervios, claro, y la preocupación casi constante por saber cómo “funcionarían” estos poemas, que, salvo cuatro o cinco personas, nadie conocía, nadie había leído en ninguna parte. ¿Se reirían? ¿Fruncirían el entrecejo? ¿Se quedarían pensando al final de cada poema al ver que no era lo que esperaban? ¿Los disfrutarían en alguna medida como disfruté yo al escribirlos hace más de dos años cuando en la mañana de un domingo de octubre me senté a escribir frenéticamente 26 de estos poemas al hilo? Todo esto me preocupaba. Pero me entregué después de un breve prólogo, de una aproximación a una explicación de por qué yo había escrito este libro. Confié. Y a mi lado tenía un as de espadas: Alicia Márquez, que estuvo fantástica leyendo. Y confié además porque después haríamos un contrapunto con los aforismos, que varias veces había leído ya y sabía que iban a caer bien.
Empecé a leer el primer poema y enseguida se hizo eco el primer murmullo, unos esbozos de risas, como a tientas al principio, y después risas más claras y sostenidas, y cuando leyó Alicia, las risas se desataron del todo y yo me tranquilicé. Y amé ese momento en que todo empezó a salir fluido, la construcción de un clima, la respuesta inmediata de un auditorio, mejor dicho de amigos, que se prestaron con su mejor voluntad y atención a oír, a reír, a aplaudir. Después, para el final, me guardé una sorpresa: el adelanto de otro libro. Sé bien que esto no suele hacerse y pedí un poco más de atención y paciencia. Convoqué a Jorge Luis Estrella y leímos por primera vez juntos poemas del libro que estamos escribiendo: Los poemas de Máximo Estrella. Jorge estuvo genial. Y mi felicidad fue completa.
Todo arrancó con Pepo Lapouble en piano y voz, y Lali Quartaruolo cantando dulcemente. Crearon un clima propicio para lo que sea: todo lo que vendría, lo que fuera, caería mejor después de su música. Eligieron un repertorio precioso. Se ganaron los aplausos. Calidez por calidez. Se nota que Pepo y Lali aman lo que hacen. Brindaron su arte de manera deliciosa.
Después vino el saludo editorial de Ramiro Silber / Ediciones El Mono Armado. Dicho así suena frío y seco. Ramiro se despachó con unas palabras muy hermosas que yo no esperaba y, seguro, no merezco. O al menos no del todo, o no todas. Yo no sé de dónde sacó todo eso que dijo y escribió primero. Al principio opuse cierta resistencia al elogio y al cariño. Me incomodaban, y además sentí que podía emocionarme de más y que eso me podía jugar en contra a la hora de hablar yo, de exponer todo lo que había preparado. Después ya no pude. Y me entregué. Fueron tres o cuatro puñaladas de una felicidad difícil de aguantar, de atenuar, y me brotaron unas lágrimas, que aún así, de alguna forma, pude contener para no disolverme en un llanto loco. Quedé conmovido. Me preguntaba antes de dónde había sacado Ramiro tan hermosas palabras. La deducción es simple: de su hermosura. De lo que es Ramiro por dentro y que no suelta, por supuesto, todo el tiempo.
Después lo que conté: algunos conceptos breves acerca del autoayuda, dos o tres pasajes del Prólogo de Lily Chavez, cómo había nacido este libro, y los aforismos, la lectura con Alicia, y después con Jorge.
Mi hija Agustina y su novio Matías vendían los libros y sacaron fotos y filmaron. Marisa, mi esposa, asistía y charlaba con amigos. A propósito de amigos: fueron más de los que esperaba. Pero también es cierto que después, mucho después, cuando caen algunas fichas, extrañé a algunas personas. Algunas con ausencia justificadísima. Otras que dijeron voy a ir, o pusieron el dedito en asistiré, y al final me quedé esperándolas (ya sé que hay gente que con el “asistiré al evento” apoya y acompaña pero cómo saber que no vendrán, excepto los que sé que viven lejos, claro. Jaa: Facebook tendrá que poner una nueva opción: “asistiré pero no asistiré realmente”, ¡ja!) Todo bien, no puedo estar preocupándome por estas cosas. Pero está bueno, éticamente bueno, que te avisen si luego deciden no asistir. Qué sé yo, me parece que corresponde. O que al otro día te digan: che, disculpame, al final no pude ir porque… A todos nos pasa, y además a esta altura del año hay muchos encuentros, presentaciones, etc.
Me queda agradecer. Agradecer infinitamente. A amigas y amigos que me mandaron felicitaciones a la distancia, que dijeron voy a estar ahí, acompañándote con mi alma.
Me hizo muy feliz que una vez más me acompañaran mis amigas de Pretextos: Bibi, Alicia, Gaby y Malala (y Mariana a la distancia), Joaco y la preciosa Clarita, la alegría y frescura de Vero Peñaloza, el apoyo de Fer Rege, que puso su maravilloso arte dibujando la mano para la tapa, que Ramiro, Alicia y Jorge y Pepo y Lali me honraran y me acompañaran con sus voces y con su corazón, que Graciela Wencelblat fuera una de las primeras en llegar, que Gustavo Tissoco me acompañara de nuevo, que Elba Galmes, quien me publicó en su revista El Taller, viniera aunque sea un rato con su pie aún doliéndole, que la inefable Ana Mazía diera también presente aunque después haya tenido que irse, que Yusuf Ates, mi amigo y compañero de trabajo viniera a hacerme el aguante, que hayan asistido amorosamente Carmen Lacarrere, Paloma Gala y su amiga, Rodrigo Illescas, Abril Lech con su hijo Marcos, Fernando Giucich, Celina Vautier, Monse Bertrán, María Chapp, Carlitos Carbone, Marcos Silber, Patricia Ortiz, que Cynthia Rascovski le pusiera como siempre su mejor onda y sacara fotos a todo, que viniera al final Sonia Figueras, y que estuviera Marcela Somoza, Daniel Grad, inquieto y amable como siempre, y Tere Gerez, David Sorbille y Miguel Madrid. Reencontrarme con Vane Giordano, Emilse Mancebo y Nicolás Barrasa (qué alegría inmensa volver a verlos) conocer en persona a Mirta Roncarolo y a Andrea Armesto y sus dos amigas, conocer a Erica Pincever y a su marido y a su precioso hijo, que vinieran amigos de Pepo y Lali, que vinieran personas amigas de amigos como Leonardo Martínez y Graciela Zanini y otros que, caramba, no recuerdo sus nombres, pero que les agradezco su presencia y apoyo. Y a la gente de El Archibrazo.
Espero no haberme olvidado de nadie (pasen a tirarme de la oreja si me olvidé de nombrar a alguien).Todavía no tengo las fotos y hago un trabajo de memoria con las imágenes muy frescas y en medio de las sensaciones que me produjo esta presentación, que para mí fue un éxito por muchas razones, pero sobre todo por el afecto que recibí, la devolución espontánea con sonrisas y palabras de alegría. Gracias, mil gracias a todos.
Máximo Ballester
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